La llegada del nuevo gobierno tendrá en los recursos de gas y petróleo de Vaca Muerta uno de los grandes activos a potenciar, para lo cual deberá generar las condiciones necesarias para que el sector privado asuma el desafío de sostener las inversiones en exploración y producción, de cara al nuevo escenario que se abriría a partir del 10 de diciembre en el que el Estado dejaría de ser un actor clave en lo que respecta al desarrollo de infraestructura.
La nueva orientación de la política energética en el gobierno de Javier Milei estará a cargo de Guillermo Ferraro, quien estará al frente de la cartera de Infraestructura, y de Eduardo Rodríguez Chirillo, futuro titular de la Secretaría de Energía.
Otro actor clave será Horacio Marín, un Tecpetrol que asumirá como CEO y presidente de YPF.
Al respecto, Télam salió a preguntar sobre lo que se puede dar en el corto plazo y mediano plazo en Vaca Muerta y la forma en que las petroleras podrán asumir el eventual corrimiento del Estado.
Los especialistas consultados fueron el director de la consultora Aleph Energy, Daniel Dreizzen; el Country Manager at NCS Multistage, Luciano Fucello; el presidente del Centro de Estudios de la Actividad Regulatoria Energética (Ceare), Raúl Bertero; y el exsecretario de Energía Emilio Apud.
En un contexto en que Vaca Muerta se encuentra a las puertas de un desarrollo masivo con requerimientos más que importantes de inversión, Dreizzen destacó que «en el upstream de la actividad petrolera (exploración y explotación) siempre invirtieron los privados o el Estado a través de YPF, pero el problema más grande es el midstream (transporte) donde hoy está presente la inversión pública aunque con ejecución del privado».
La más reciente obra emblemática es la construcción del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK), el punto de partida de una nueva era de infraestructura para Vaca Muerta que tiene desafíos como el reversal del Gasoducto del Norte, la etapa II del GPNK y obras millonarias anunciadas para la producción de GNL.
«Hasta ahora los oleoductos los financiaban los privados, pero no llegaron a financiar el transporte de gas o electricidad, dos servicios públicos de más largo recupero de inversión que requieren una adecuación regulatoria y confianza en el sistema de repago de las obras», dijo Dreizzen, exsecretario de Planeamiento Energético durante la presidencia de Cambiemos
Para el especialista, la actual coyuntura no está generando incentivos suficientes: «En esta situación no va a haber una lluvia de inversiones, hay que generar antes confianza con la normalización de la economía, se va a necesitar algún tipo de garantía del Estado, con contratos de PPP (participación público privada) o PPA (contrato de compra-venta) para que el privado consiga financiamiento adecuado y que sea un puente hasta que la economía esté mejor».
Para este año, las inversiones en la formación neuquina cerrarán en torno a US$ 8.000 millones, con alrededor de 420 pozos perforados, de los cuales 280 fueron orientados a petróleo, con un horizonte de crecimiento moderado para el año próximo y mucho más fuerte para 2025, si se cumplen las proyecciones.
Fucello, en diálogo con Télam, señaló que «el 10 de diciembre no marca el inicio de la transición para la industria, sino que ya comenzó a mitad de 2023 con una desaceleración por una incertidumbre muy pronunciada de la actividad que podría mantenerse durante el primer semestre de 2024, aunque los planes de inversión de las compañías se mantienen en unos US$ 10.000 millones».
«Lo que sí es cierto es que de acá al 2027-2030 se esperan inversiones por entre 13.000 y 15.000 millones de dólares por año», para lo cual la industria encarará «una transición para sumar el equipamiento necesario, el personal capacitado, los oleoductos, infraestructuras, y rutas construidas para ya en 2025 pensar en alcanzar unos 600 pozos al año, 450 de ellos de petróleo».
Ante este escenario, el directivo de la consultora NCS agregó que «el tema de precios y cepo también puede ser un impulso considerable para la industria si se pudiera acceder al precio internacional una vez liberado por problemas macroeconómicos, lo que va a hacer mucho más atractivo el negocio en particular para las empresas internacionales que están pensando en ingresar al mercado».
Por su parte el titular del Ceare, al ser consultado respecto a la capacidad de los privados para asumir plenamente el costo de la inversión en infraestructura, recordó que «en la década del 90 se produjo casi la duplicación de la capacidad de transporte de gasoductos con inversión privada».
Pero para reeditar ese escenario, Bertero señaló que «hay dos condiciones básicas necesarias: una son tarifas suficientemente altas en dólares para pagar esa inversión, y otra tener un costo de capital que sea razonablemente bajo, pero para eso sobre todo hay que tener una macroeconomìa que funcione».
«Mientras no ocurra -explicó-, la inversión privada o pública si se la quiere apurar se tiene que hacer a través de los organismos multilaterales que den un puente hasta que la economía mejore, y a partir de entonces las posibilidades de la Argentina son fabulosas porque hay mucha inversión privada esperando para la producción de gas y petróleo, de GNL, de hidrógeno y por supuesto también en las renovables, la minería, el litio o la electromovilidad», completó Bertero.
Por último, Apud expresó que el desafío que enfrenta la industria para su desarrollo es que «el próximo gobierno deje de intervenir en la actividad, y que genere las condiciones para que lleguen nuevas inversiones, para las cuales YPF sea una herramienta importante, como lo son las otras petroleras, pero que compita».
El exsecretario de Energía resaltó que «el sistema capitalista sin competencia no funciona» por lo que hay que llevar a las petroleras, incluida YPF, «a salir del área de confort, del plan gas que el Estado le garantiza un precio y un el barril criollo, que cuando está caro lo ponen barato».
«En 130 años se acabaría Vaca Muerta si se dedicara solamente al mercado local y al regional. Pero en 40 años ya no vale más nada el gas, por eso hay que apuntar a poner en valor todo el petróleo y el gas que sea posible en las próximas tres o cuatro décadas, que es la transición», finalizó Apud.