Con sus redes interrumpidas, sus combatientes mutilados, sus líderes asesinados y su infraestructura militar bajo bombardeo constante, Hezbolá se enfrenta a su peor crisis en cuatro décadas.
Los días transcurridos desde entonces han representado una serie de reveses catastróficos para la formidable milicia chiita apoyada por Irán.
Ahora, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, afirma que la campaña se está “profundizando”, como demuestras los casi 500 muertos que han dejado los bombardeos israelíes en las últimas horas.
En vista de que las alarmas constantemente en todo el norte de Israel, Gallant ha pedido a los israelíes que “muestren compostura, disciplina y obediencia total a las directivas del Comando de Defensa Civil”.
La BBC, mostró la pequeña comunidad de Givat Avni, a poca distancia al oeste de Tiberíades, en donde le hizo una entrevista a uno de sus habitantes que contó como un cohete destruyó su casa.
“Hay
un metro entre la vida y la muerte”
Con las sirenas a todo volumen, David metió a su esposa y a su hija de seis años en la habitación de seguridad de la casa, segundos antes de la explosión.
“Hay un metro entre la vida y la muerte”, dijo David, señalando la corta distancia entre la habitación de seguridad y el agujero en el dormitorio de su hija.
Dijo que no siente resentimiento hacia el pueblo del Líbano, pero que Hezbolá comenzó la guerra sin ningún motivo.
“Así que ahora estamos devolviendo algo a cambio. Y todo irá bien”.
Pero Givat Avni está a 30 kilómetros de la frontera libanesa, lejos de la zona de evacuación establecida por las autoridades hace casi un año.
Una hora después, cuando llegamos al cercano Kibbutz Lavi, hogar desde hace un año de familias evacuadas de zonas más al norte, las sirenas sonaron una vez más.
Aparecieron cohetes en el cielo y, mientras nos conducían a un refugio subterráneo lleno de niños y sus obras de arte, escuchamos una serie de explosiones profundas y resonantes.
Una hora después, más alertas, otra habitación de seguridad y más explosiones lejanas.
Hezbolá había estado disparando cohetes hacia Israel, incluso antes de la última escalada. Pero ahora una franja aún mayor del norte de Israel está en la línea de fuego.
Todo esto está añadiendo una sensación de urgencia a las acciones del gobierno.
Tras una reunión con los jefes militares, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, afirmó que Israel estaba cambiando el equilibrio de poder en el norte.
“Nos enfrentamos a días complejos”, advirtió.
“No esperamos una amenaza”, afirmó. “La anticipamos. En cualquier lugar, en cualquier ámbito, en cualquier momento. Eliminamos a altos funcionarios, eliminamos a terroristas, eliminamos misiles”