“Si no logramos hacer este proceso, la compañía tiene que ir a quiebra”, advirtió Javier Basso, CFO de Aconcagua Energía, durante el evento Credit Update #2. La petrolera arrastra una deuda exigible de 260 millones de dólares y enfrenta un escenario crítico.
El origen del problema está en el acuerdo firmado en febrero de 2023 con Vista Energy, que cedió a Aconcagua la operación de áreas convencionales a cambio del 40% de la producción de crudo y el 100% del gas, libres de costos para Vista.
Aconcagua Energía al límite
De acuerdo con LU17. Estas concesiones representan el 80% de la producción de la compañía y, según Basso, “todos los gastos de extracción corren por nuestra cuenta”.
La estrategia de financiar operaciones con deuda en el mercado local y préstamos bancarios no logró renovarse en los últimos meses, lo que dejó a la firma sin capacidad para cubrir costos, inversiones y vencimientos.
En caso de incumplir el contrato, Vista puede retomar la operación de las áreas, lo que dejaría a Aconcagua con apenas el 20% de su producción pero con el 100% de los costos.
Actualmente, 200 millones de dólares corresponden a obligaciones negociables y 60 millones a pagarés, bancos y deuda comercial, además de un volumen pendiente de entrega a Vista por 140 millones de dólares.
Las proyecciones para 2025 anticipan que, incluso monetizando toda la producción, el EBITDA difícilmente superaría los 40 millones, lo que implicaría un ratio de ocho veces deuda/EBITDA.
Basso planteó dos caminos: ir a concurso de acreedores con la quiebra como desenlace o cerrar una reestructuración en los términos propuestos al mercado. “Es lo único que nos permite evitar el colapso”, subrayó.