A través del consumo masivo, se profundiza la caída de ventas en supermercados, mientras los comercios de barrio ganan clientes en medio de la incertidumbre.
El consumo atraviesa 20 meses consecutivos de caídas marcadas y repuntes mínimos, dejando a los supermercados e hipermercados frente a un panorama cada vez más incierto. Con la volatilidad del dólar, la especulación de los proveedores y la falta de poder adquisitivo de las familias, diciembre —el mes que solía ser el más fuerte en ventas— ya no aparece como la salvación del año.
“Un buen diciembre puede salvarte el año”, admitió un referente supermercadista a Perfil. Sin embargo, los números no acompañan. En 2024, el sector cerró con una caída mensual del 17,9% en diciembre y una baja anual del 13,9%, según la consultora Scentia. Para 2025, la situación no parece mejorar: los primeros meses muestran un crecimiento acumulado del 1,2%, y las proyecciones indican que el año podría terminar con apenas un 2%.
El peso de diciembre en la economía
Las fiestas de fin de año, las reuniones familiares y las vacaciones siempre fueron motores para el comercio. Pero este 2025, los supermercados enfrentan un escenario opuesto. La caída del poder adquisitivo, la pérdida de empleos y el aumento de tarifas y servicios dejan menos dinero disponible en los hogares.
De acuerdo con datos de Empiria, en los primeros seis meses del año el ingreso disponible apenas se ubicó 1% por encima de diciembre de 2024, pero continúa 7% por debajo de noviembre de 2023. En los sectores más vulnerables, la caída es aún mayor, alcanzando el 10%.
Elecciones y dólar: la gran incógnita
Los comicios del 26 de octubre aparecen como un factor decisivo. Los empresarios no descartan que el dólar vuelva a dispararse y reconocen que, aun si eso ocurre, el verdadero problema es el bolsillo del consumidor. “Las listas nuevas de precio aparecen todo el tiempo, el tema es si la gente tiene plata o no en el bolsillo, ese es el indicador”, expresó un referente del sector.
Mientras tanto, los supermercados ajustan sus márgenes para evitar subas que frenen aún más las ventas. Pero los aumentos llegan sin pausa: en agosto, mayoristas recibieron listas con incrementos de entre 2,7% y 8%, especialmente en aceites, galletitas, yerba mate —con fuertes diferencias según la marca—, alcohol etílico y golosinas.
Comercios de barrio, los ganadores en la crisis
La contracara se observa en los comercios de cercanía. El hábito de compra cambió: ya no se privilegia el stockeo, sino las compras chicas y diarias. Esta tendencia fortalece a los almacenes, que, aunque con tickets más bajos, ganan volumen de clientes.
La estrategia de estos negocios apunta a diciembre con la tradicional canasta navideña. En 2024, un combo con sidra, pan dulce, budín, turrón y garrapiñada costaba $5000. La intención este año es mantener ese mismo valor para no perder clientes en medio de la crisis.
Un futuro sin certezas
Supermercados e hipermercados advierten que no hay señales objetivas para esperar un mejor cierre que en 2024. Con salarios estancados, desempleo en aumento y la presión de los gastos fijos, el consumo masivo sigue en retroceso.
El “diciembre negro” que anticipan empresarios del sector es una muestra de que la crisis del consumo se mantiene y que la recuperación, al menos por ahora, parece lejana.