La actividad industrial volvió a mostrar señales de debilidad en julio, cuando la utilización de la capacidad instalada se ubicó en 58,2%, marcando el octavo mes consecutivo por debajo del 60%.
La caída refleja un freno en la producción y evidencia un retroceso frente al mismo período del año pasado, algo que no ocurría desde noviembre de 2024.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que la industria continúa en un sendero contractivo. La semana pasada, el organismo ya había difundido que el Índice de Producción Industrial (IPI) cayó un 2,3% respecto de junio y un 1,1% en comparación interanual.
En este marco, el retroceso de la capacidad instalada se convierte en un nuevo signo de la pérdida de dinamismo del sector fabril, golpeado por la baja demanda interna y las dificultades financieras.
Contexto económico y financiero
El mes de julio estuvo atravesado por una fuerte volatilidad en los mercados. El Gobierno debió convalidar tasas de interés históricamente altas para intentar contener la escalada del dólar, lo que encareció el crédito y terminó afectando la actividad económica. Este freno en el financiamiento impactó de lleno en las industrias más dependientes del consumo interno.
Rubros más afectados y sectores que resisten
La caída fue particularmente marcada en la industria automotriz, que redujo su nivel de uso de capacidad instalada de 52,2% a 44,1%, y en el sector textil, que pasó de 49% a 44%. Ambos rubros, además, enfrentan la presión de un fuerte aumento en las importaciones.
Otro caso significativo fue el de sustancias y productos químicos, que descendieron del 65,7% al 59,9% debido a una menor elaboración de detergentes, jabones y químicos básicos.
En contraste, algunos sectores se ubicaron por encima del promedio general: refinación de petróleo (81,7%), alimentos y bebidas (65,2%), industrias metálicas básicas (63,9%) y papel y cartón (60,6%).
Una industria heterogénea
El informe muestra que los sectores con mejor desempeño son aquellos con mayor inserción exportadora, mientras que los más golpeados son los que dependen del mercado interno, donde la caída del poder adquisitivo y el freno del crédito han reducido la demanda.
Según ámbito, la heterogeneidad del panorama industrial plantea un desafío doble: sostener la competitividad externa y, al mismo tiempo, recomponer la capacidad de consumo local para evitar que la recesión se profundice.