El saludo de Javier Milei a la presidenta de Kosovo desató un fuerte debate político e internacional sobre su alineamiento diplomático.
El presidente argentino, Javier Milei, volvió a ser centro de críticas luego de que se difundiera un video en el que saluda efusivamente a la presidenta de Kosovo, Vjosa Osmani, en el marco de su visita a Estados Unidos. El hecho causó sorpresa y rechazo en varios sectores debido a que Argentina, históricamente, no reconoce a Kosovo como un Estado independiente.
En las imágenes, difundidas en redes sociales, se observa a Milei y Osmani estrechándose la mano y sonriendo frente a las cámaras. La escena rápidamente se viralizó y abrió un debate sobre el posicionamiento diplomático del mandatario argentino.
Las reacciones en el plano político
La polémica creció en las últimas horas debido a la postura oficial de Argentina sobre Kosovo, que se mantiene desde hace años alineada con Serbia y en contra de la independencia kosovar.
Dirigentes opositores remarcaron que este saludo podría interpretarse como un cambio en la política exterior sin consulta previa al Congreso ni a la Cancillería.
Desde el oficialismo intentaron bajarle el tono a la controversia y remarcaron que el encuentro no implicó una modificación formal en la postura argentina. Sin embargo, las críticas apuntan al estilo personal de Milei en política internacional y a las consecuencias que podría traer este tipo de gestos, según Página/12.
El impacto diplomático
Kosovo declaró su independencia de Serbia en 2008 y desde entonces ha sido reconocido por más de 100 países, aunque naciones como Rusia, China, India y Argentina siguen sin otorgarle reconocimiento formal.
En este contexto, la difusión de un saludo público entre Milei y la presidenta kosovar fue interpretada como una señal política, especialmente en un momento en que el gobierno argentino intenta consolidar nuevas alianzas estratégicas en el escenario global.
Una controversia que sigue abierta
La discusión por el saludo de Milei a Vjosa Osmani continúa y, según analistas, podría tener repercusiones en la relación bilateral con Serbia y en el debate interno sobre la política exterior. Lo cierto es que este gesto instaló un nuevo foco de tensión en la agenda internacional del presidente argentino.