En un giro inesperado de la investigación, Tony Janzen Valverde Victoriano, alias «Pequeño J», declaró ante la justicia que fue utilizado por otros integrantes de la banda narco.
El principal acusado del triple crimen de La Matanza no negó su presencia en los hechos, pero buscó desligarse de la autoría material.
La estrategia de defensa revelada
Según confirmaron fuentes judiciales, durante su declaración indagatoria «Pequeño J» aseguró: «Yo no fui el que ordenó nada, me usaron». El imputado, lejos de negar su participación, intentó presentarse como un actor secundario dentro de la organización delictiva, trasladando las sospechas hacia otros detenidos.
En su descargo, mencionó específicamente a Ariel Giménez, arrestado días atrás, a quien señaló como la persona encargada de cavar el pozo donde fueron ocultados los cuerpos de las tres jóvenes. También hizo referencia a movimientos de vehículos que habrían involucrado a Florencia Ibáñez, sobrina de Sotacuro, otro de los implicados en la causa.
La postura de la fiscalía
Los fiscales analizan con detenimiento cada afirmación de «Pequeño J». Contrastan sus dichos punto por punto. Para esto, utilizan todas las pruebas recolectadas. Estas pruebas provienen de allanamientos y diversos peritajes.
Los investigadores mantienen una postura clara. Sostienen que estas declaraciones no reducen la gravedad de la acusación principal. Sin embargo, reconocen su valor. Las declaraciones proporcionan información muy valiosa. Permiten trazar un mapa más preciso de la organización. Este mapa detalla las funciones específicas que cumplió cada uno de los siete detenidos.
Las acusaciones directas contra otros implicados generan nuevas acciones. La fiscalía debe revisar toda la cadena de responsabilidades. Este nuevo escenario también exige reforzar las medidas de prueba. En concreto, se intensificarán los pedidos de pruebas claves. Estas incluyen las interceptaciones telefónicas ya realizadas. También se profundizará en el análisis de las filmaciones de las cámaras de seguridad de la zona. Todas estas acciones buscan verificar la nueva versión de los hechos.
El contexto familiar y social
La defensa de «Pequeño J» insiste en que el joven fue manipulado por los líderes de la banda y carecía de capacidad de decisión en el desenlace fatal. Este argumento busca morigerar una posible condena a prisión perpetua y presentarlo como partícipe secundario.
Sin embargo, las autoridades judiciales consideran que la participación de parientes directos de los principales acusados -evidenciada en los vínculos familiares y barriales que exhibe el expediente- complica la posibilidad de encontrar testigos neutrales dentro del entorno inmediato.
Mientras tanto, la familia de las víctimas manifestó abierta desconfianza hacia las declaraciones de «Pequeño J». «No vamos a creer en excusas, lo que queremos es justicia completa», remarcaron en las últimas horas, manteniendo la presión social sobre una causa que continúa en el centro del debate público. Información extraída del medio La17.