El destructor ARA La Argentina durante maniobras navales en el Atlántico.
La presencia del destructor ARA “La Argentina” en el ejercicio UNITAS, realizado en la costa este de Estados Unidos, abrió una serie de especulaciones en medio de las crecientes tensiones entre Washington y Venezuela. El retorno del buque al país, sin sumarse a la operación antinarcóticos que Estados Unidos despliega en el Caribe, reavivó el debate sobre el nivel de alineamiento argentino con la Casa Blanca. Parte de la información utilizada para esta nota se extrajo de Canal 26.
Un ejercicio atravesado por tensiones regionales
El ARA “La Argentina”, incorporado a la Armada el 11 de mayo de 1983, participó en una nueva edición del ejercicio UNITAS entre el 15 de septiembre y el 6 de octubre. Aunque se trató de una operación planificada, el contexto político amplificó la atención: Estados Unidos desplegó en el Caribe al portaaviones USS Gerald R. Ford junto a su grupo de ataque, una maniobra que elevó las alarmas del gobierno de Nicolás Maduro.
Este escenario llevó a algunos analistas a preguntarse si el destructor argentino podría permanecer en aguas caribeñas como gesto de apoyo a la estrategia norteamericana, especialmente considerando el fuerte acercamiento diplomático entre Javier Milei y Washington tras la asistencia financiera recibida por el país.
Limitaciones operativas y razones del regreso a Puerto Belgrano
Pese a las especulaciones, el destructor regresó sin incorporarse a la operación antinarcóticos. Según especialistas navales, la razón principal es el bajo nivel de alistamiento que muestra la flota tras años de restricciones presupuestarias.
Actualmente, el ARA “La Argentina” cuenta únicamente con un cañón de 40 mm y carece de capacidades defensivas esenciales: no dispone de misiles antiaéreos, misiles Exocet, torpedos ni cargas de profundidad. La Armada puede desenvolverse en ejercicios, pero un despliegue real en zonas de tensión exige condiciones técnicas mucho más robustas.
Este contraste remite al antecedente de principios de los años noventa, cuando Argentina envió fragatas misilísticas mejor equipadas para incorporar la coalición internacional en la Primera Guerra del Golfo.
Historia y capacidades técnicas del ARA “La Argentina”
El destructor es una pieza representativa dentro de la Flota de Mar por su diseño, potencia y autonomía. Con un desplazamiento de 3.600 toneladas, mide 125,9 metros de eslora por 14 metros de manga, con un calado de 5,8 metros.
Su sistema de propulsión COGOG combina dos turbinas Olympus TM38 —que le permiten alcanzar los 30,5 nudos— y dos turbinas Tyne RM1C, utilizadas para velocidades de crucero. La autonomía de 4.500 millas náuticas a 18 nudos garantiza operaciones prolongadas sin reabastecimiento.
En total, unos 200 tripulantes integran su dotación y sostienen la operatividad de un buque que sigue siendo simbólico para la Armada argentina, a pesar de sus limitaciones actuales.
Un alineamiento internacional bajo análisis
El regreso del ARA “La Argentina” a Puerto Belgrano, sin participar de la misión caribeña, deja en evidencia cómo las decisiones técnicas y presupuestarias aún condicionan el alcance de la política exterior argentina.
Aunque el vínculo con Estados Unidos se fortaleció en el último año, la capacidad real para acompañar operaciones internacionales continúa siendo un desafío para la defensa nacional.




