El mercado energético global suma un nuevo movimiento de alto impacto. La japonesa Tokyo Gas y la estadounidense Glenfarne Energy Transition firmaron una carta de intención (LOI) para avanzar en el suministro de gas natural licuado (GNL) del proyecto Alaska LNG, uno de los desarrollos más ambiciosos de la última década.
El acuerdo prevé la venta de 1 millón de toneladas anuales (Mt/año) de GNL a la compañía japonesa, un volumen que se integrará dentro del plan comercial de Glenfarne para consolidar compromisos de largo plazo con los principales importadores de Asia.
Con esta nueva alianza, el proyecto refuerza su rol estratégico en la seguridad energética regional, al tiempo que consolida a Estados Unidos como exportador clave de gas natural licuado hacia los mercados asiáticos.
El Alaska LNG Project es administrado por Glenfarne, que posee el 75% de participación accionaria, mientras que el Estado de Alaska mantiene el 25% restante. El megaproyecto contempla una capacidad total de licuefacción de 20 millones de toneladas por año, y apunta a aprovechar los vastos recursos gasíferos de la vertiente norte del estado.
El plan incluye la construcción de un gasoducto de 1.230 kilómetros que unirá las zonas productoras del norte con la terminal de Anchorage, donde se instalará la planta de licuefacción y exportación. Esa infraestructura permitirá abastecer el mercado interno y potenciar las exportaciones hacia Asia, región que sigue siendo el principal destino de la demanda mundial de GNL.
El desarrollo se ejecutará en dos fases: la primera, destinada al tendido del gasoducto; la segunda, a la construcción de la terminal de GNL y sus instalaciones portuarias. Según los directivos de Glenfarne, la obra ya cuenta con avances en los acuerdos preliminares de compraventa (SPA) con varios compradores internacionales.
Hasta el momento, la empresa cerró compromisos con JERA (Japón), POSCO (Corea del Sur), CPC (Taiwán) y PTT (Tailandia). En conjunto, esos contratos representan 11 Mt/año de los 16 Mt/año que Glenfarne necesita para completar el cierre financiero del proyecto.
“Glenfarne ha firmado acuerdos preliminares con los principales compradores de GNL en Japón, Corea, Taiwán y Tailandia, que totalizan 11 Mt/año de capacidad”, informó la compañía en su comunicado oficial del 24 de octubre.
El convenio con Tokyo Gas, una de las mayores distribuidoras de energía de Japón, marca un nuevo impulso comercial. La firma japonesa busca diversificar sus fuentes de suministro en un contexto global marcado por la volatilidad de precios y la transición hacia energías más limpias.
Para el mercado estadounidense, el Alaska LNG representa una oportunidad histórica de expansión, ya que posiciona al país entre los mayores exportadores de gas licuado del mundo, junto a Qatar y Australia. Su ubicación estratégica permite acortar rutas de exportación hacia Asia, reduciendo costos logísticos y tiempos de transporte.
El megaproyecto también tendrá impacto local. Las autoridades de Alaska estiman que la construcción generará miles de empleos y aportará un fuerte impulso a la economía regional, especialmente en los sectores de ingeniería, transporte y servicios.
“El acuerdo con Tokyo Gas demuestra el atractivo internacional del proyecto y su potencial para transformar la matriz energética del Pacífico”, afirmó un portavoz de Glenfarne, destacando el carácter geopolítico del emprendimiento.
En el plano ambiental, la empresa aseguró que el Alaska LNG cumplirá con los estándares internacionales de sostenibilidad, incorporando sistemas de captura de carbono y eficiencia energética en cada etapa de la operación.
De esta forma, Estados Unidos avanza un paso más en su consolidación como potencia exportadora de gas, mientras Asia se asegura un nuevo flujo de suministro en medio de un escenario energético cada vez más competitivo. Información extraída de LA17.
									 
					



