El ministro de Defensa, Vladimir Padrino, acusó al gobierno de Donald Trump de buscar un conflicto armado en Latinoamérica y el Caribe, en medio de un despliegue militar sin precedentes y tras la confiscación de un buque petrolero venezolano.
En un discurso cargado de tensión, el alto funcionario venezolano aseguró que Washington pretende «devolver en sacos, en bolsas negras y en urnas» a jóvenes ciudadanos estadounidenses, al tiempo que calificó la rendición de Venezuela como «un imposible histórico».
Estas declaraciones se producen en un contexto de máxima alerta, con una movilización militar permanente ordenada por el presidente Nicolás Maduro en respuesta a lo que Caracas denomina una amenaza de invasión.
La escalada comenzó en agosto de 2025, cuando Estados Unidos inició un masivo despliegue aeronaval en el Caribe bajo la denominada «Operación Southern Spear», con el objetivo declarado de combatir el tráfico de drogas. Para Venezuela, sin embargo, esta movilización —la más grande de EE.UU. en la región desde la Guerra del Golfo de 1990— es una clara maniobra para forzar un cambio de gobierno.
La confiscación del buque «Skipper»: un «robo descarado» según Caracas
El punto más álgido de la crisis ocurrió esta semana con la interceptación por parte de EE.UU. del buque petrolero «Skipper» frente a las costas venezolanas. El ministro Padrino denunció el hecho como una «violación flagrante» al derecho internacional y a la libre navegación.
Según las autoridades venezolanas, el buque, de carácter «civil y mercante», transportaba 1.9 millones de barriles de crudo de la estatal PDVSA hacia mercados internacionales cuando fue confiscado en una operación conjunta del Departamento de Guerra y la Guardia Costera estadounidense.
Washington justificó la acción alegando que el Skipper navegaba con falsa bandera y estaba previamente sancionado por sus vínculos con el contrabando de petróleo iraní. El presidente Donald Trump se limitó a decir que quiere mantener en secreto sus planes respecto al petróleo venezolano.
Aviones de combate y un despliegue militar sin precedentes
La tensión se vio exacerbada por el sobrevuelo de aviones de combate F-18 estadounidenses cerca del espacio aéreo venezolano. Padrino López lo describió como un intento de «intimidación» y advirtió que su país está preparado para la defensa.
El despliegue militar estadounidense es de una escala abrumadora. Incluye al portaaviones nuclear USS Gerald R. Ford —el más grande del mundo—, que ha sido avistado a unos 200 kilómetros de Puerto Rico, así como destructores, submarinos y más de 4,500 marines.
Analistas del centro de estudios CSIS, citados en los reportes, señalan que este nivel de fuerzas excede claramente lo necesario para una misión antinarcóticos, alimentando las sospechas de que el verdadero objetivo es Venezuela.
«Fórmulas de mentira» y una movilización popular en armas
Frente a esta presión, la respuesta del gobierno de Nicolás Maduro ha sido de confrontación verbal y preparación militar. El presidente venezolano descalificó las acciones de Washington como «fórmulas de mentiras, de presión, de chantaje y amenazas» que no funcionarán jamás. En un tono más directo, llegó a exclamar: «Respect, respect, respect, stupid», dirigiéndose a sus críticos en el norte.
Como contramedida, Venezuela lleva tres meses en un estado de «movilización permanente». Maduro ha activado a la Milicia Bolivariana, un cuerpo de civiles armados que afirma contar con millones de integrantes, y ha realizado constantes ejercicios militares en regiones costeras y fronterizas.
La estrategia, definida como «fusión perfecta popular-militar-policial», busca presentar una imagen de un «pueblo en armas» listo para una «guerra prolongada».
Un Caribe al borde de una crisis mayor
La retórica belicista y las acciones militares han sumido a la región del Caribe en su punto de tensión más alto en décadas. Mientras Estados Unidos insiste en que su objetivo es debilitar a los carteles de la droga, a los que ha designado como organizaciones terroristas, el gobierno de Maduro ve cada movimiento como un paso hacia una invasión.
Con el cruce de acusaciones, la confiscación de recursos y la presencia de fuerzas de combate a corta distancia, el riesgo de un incidente que desate un conflicto mayor parece más latente que nunca. La comunidad internacional observa con preocupación cómo dos narrativas irreconciliables —la guerra contra las drogas y la defensa contra el imperialismo— empujan la región hacia un abismo de inciertas consecuencias. La información de esta nota fue recabada a partir de la cobertura del medio internacional Deutsche Welle (DW).




