Hasta ahora no había registros de la presencia de Orientia tsutsugamushi en toda América pero ya hay ocho casos confirmados en Chiloé. Aún se desconoce cómo llegó la bacteria a suelo americano.
El tifus de los matorrales es una enfermedad infecciosa producida por la Orientia tsutsugamushi, una bacteria transmitida por ácaros de roedores silvestres. Su presencia es habitual en países de Asia-Pacífico donde cada año mueren 140 mil personas por esta infección.
Pero un nuevo estudio difundido por La Tercera demostró que la bacteria también está presente en Chiloé donde ya existen ocho casos confirmados de personas infectadas y varios sospechosos.
El primer caso conocido fue el de un científico que trabajó en la zona y que presentó síntomas de la enfermedad. Fue atendido en el Hospital Clínico de la UC en 2006.
SINTOMAS
«Los síntomas incluyen fiebre, dolor de cabeza y muscular, un exantema (manchas rojas en la piel de todo el cuerpo) y lo más característico, una lesión negra, como costra que se forma producto de la piel que se necrosa en la zona donde se inoculó la bacteria», explica la infectóloga de la Red Salud UC Christus, Katia Abarca, autora del estudio.
Una extensa investigación se realizó en torno al caso, y los primeros resultados de estos estudios fueron publicados por New England Journal of Medicine y en el que participaron investigadores de la U. Católica, U. del Desarrollo y la U. de Oxford.
En estos se especifica que la bacteria Orientia tsutsugamushi no es nueva en el mundo pero sí en Chile y el continente. «Es el primer hallazgo documentado de la enfermedad que era muy geográfica en la zona del Asia-Pacífico. Por eso nuestro artículo llamó la atención, cambia la epidemiología mundial de la enfermedad», dice.
¿Cómo llegó a Chiloé? Aún no se sabe, dicen los investigadores. Es posible que haya estado desde hace muchos años en la zona. «Probablemente existe también en otros sitios en Chile y en Sudamérica. Antes nadie la buscó y era difícil de diagnosticar», dice Weitzel. Los próximos estudios buscan establecer la epidemiología para saber en qué otros lugares del país está presente, entender los síntomas clínicos con los que se presenta y si hay otros ácaros o animales involucrados como reservorio, adelanta.
Hasta hoy los casos registrados han sido de leves a moderados. Sin embargo, ninguna persona ha fallecido. También hay casos sospechosos en Caleta Tortel, sin que se hayan confirmado.
Al respecto de las formas de contagio, se aclara que la bacteria no se contagia por contacto con roedores (reservorio del ácaro), ni con personas enfermas, sino solo por la mordedura de un ácaro infectado, que en su etapa larval pueden encontrarse entre matorrales, arbustos y árboles.