El dato lo dio a conocer el excombatiente Antonio Gonzáles quien junto a otro compañero enfrentaron a los tiros a los ingleses. Los británicos buscaban dar un duro golpe a la Argentina destruyendo una base donde se alistaban los aviones de combate que diezmaron la flota inglesa. La cúpula militar les había ordenado guardar el secreto.
Se le iluminan los ojos a Antonio González cuando recuerda el incidente que protagonizó junto a su compañero y también soldado conscripto Claudio Barcos aquella gélida noche de mayo de 1982 en la Base Aérea Militar (BAM) de Comodoro Rivadavia durante la Guerra de Malvinas contra el Reino Unido.
Sentado en su casa de Villa Centenario, en el distrito bonaerense de Lomas de Zamora, González piensa, se concentra, bucea en su memoria y se lanza a revelar detalles de un suceso que lo marcó de por vida y que llegó a convertirse en su secreto mejor guardado a lo largo de 35 años.
Durante el conflicto bélico que libró la Argentina contra Gran Bretaña en el Atlántico Sur, los combates más cruentos en el campo de batallas se produjeron en las islas Malvinas y terminaron por acelerar el desenlace de la contienda, que se desarrolló oficialmente entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, cuando las tropas nacionales se rindieron.
Sin embargo, en una entrevista con NA, González aseguró que el 21 de mayo de aquel año se enfrentó con comandos británicos que, según estimó, pretendían atacar la BAM comodorense, que funcionaba en ese momento como base de operaciones militares, cómo búnker, de la Fuerza Aérea Argentina.
El ex «colimba» afirmó que si bien Barcos y un cabo llamado Daniel Bustos participaron en un principio del tiroteo, él, con apenas 18 años durante la guerra, tuvo que enfrascarse en un combate cuerpo a cuerpo con uno de los atacantes, después de que se trabara su FAL (Fusil Automático Ligero), hasta que finalmente logró reducirlo.
González señaló que el incidente ocurrió durante una noche en la que junto a su compañero de trinchera estaban de guardia, ambos como integrantes de la Compañía Policía Militar Escuadrón Tropa de la VII Brigada Aérea con asiento en Morón, y ese episodio provocó que se disparara una alerta roja que afectó -según indicó- a toda la ciudad de Comodoro Rivadavia, en Chubut.
El ex conscripto, convertido ahora en un hombre de 53 años, recién retirado de la actividad en la Policía Bonaerense, recordó que utilizando binoculares, llegó a percibir movimientos extraños en una zona de arbustos cercana a su posición y al observar con mayor detenimiento, logró ver a «un grupo comando» que se dispersaba y continuaba avanzando.
«Hacía un frío tremendo, se te congelaban las lágrimas esa noche. Grité que me dieran el santo y seña; no me lo dan y entonces les entramos a disparar con Barcos. Ellos también dispararon», manifestó, y agregó que en ese momento, uno de los agresores consiguió llegar hasta la trinchera que ambos «colimbas» ocupaban, en la cima de una especie de colina.
Combate «mano a mano»
«Nosotros estábamos en una parte elevada, empezamos a disparar y de pronto se me sube uno con una bayoneta (…) Yo le había disparado cuando recién estaba subiendo, era una colina de unos 50 metros. Después lo aguanté para que se me acercara bien y así no fallarle, pero cuando fui a disparar -de nuevo- se me trabó el FAL. Entonces salgo y le pego con el FAL en la cara», contó.
Asimismo, dijo que golpeó a su atacante «con la parte dura del FAL, donde va el cargador», lo que generó que el supuesto comando británico se cayera: «Le gané de mano», destacó el veterano de guerra, que reveló que se le cruzaron por la cabeza imágenes de sus familiares más cercanos e incluso de la Virgen de Luján antes de salir a combatir «mano a mano» esa noche.
«Eso me dio fuerzas», expresó, y agregó que tras asestarle un golpe de nocaut al agresor, continuó el tiroteo; intervino luego una patrulla de apoyo y las fuerzas argentinas lograron tomar a los presuntos marines ingleses como prisioneros: «Eran entre 12 y 14», consignó Barcos, también entrevistado por la agencia Noticias Argentinas.
¿Cómo lucían los atacantes? «Tenían pasamontañas y el uniforme pegado al cuerpo, como los que usan los comandos de elite. Todos de negro estaban vestidos. Nosotros agarramos a dos y después se los llevaron los oficiales. A uno le saqué el binocular para ver si era verdad que se veía como si fuera de día y sí, se veía muy bien. Ellos nos veían perfecto», remarcó González.
El ex «colimba» recordó que después de aquel incidente los militares que estaban a cargo de la base, oficiales todos ellos, reunieron a Barcos, a él y al cabo Bustos para exigirles que no contaran lo que había sucedido, porque aquel incidente en la cabecera de pista en la BAM de Comodoro Rivadavia se trataba de «un secreto de guerra».
Treinta y cinco años después, González decidió romper el silencio y afirmó: «Yo puedo asegurar que los ingleses invadieron el continente, lo puedo decir porque me pasó a mí el enfrentamiento y los tuve ahí, delante mío (…) Eran soldados ingleses y evidentemente venían a atacarnos».
Detalló que desde esa base militar se abastecía a las tropas desplegadas en las islas Malvinas, por lo que un ataque de parte de los británicos a los tanques de combustible o la pista habría significado un golpe crucial para el envío de suministros desde las costas patagónicas hacia el territorio insular.
Allí en esa BAM también existía «un polvorín» subterráneo, dijo González, e indicó que desde Comodoro Rivadavia «se realizaban los ataques» que tanto daño causaron a la flota enemiga: «Ése era el terror que tenían los ingleses, por eso querían destruir la pista y los tanques de combustibles», enfatizó.
Consignó, a su vez, que en la noche del ataque los comandantes de la Fuerza Aérea nacional decidieron «sacar a todos los aviones» de la base.
«La idea era matarnos a todos»
«Para mí, ellos -por los agresores- tenían la información de que nosotros no teníamos artillería pesada. Teníamos armamento común, de soldado, pero no teníamos armamento pesado ahí en esa trinchera. En otros puestos sí había, pero justo en el nuestro no», manifestó Barcos, de 54 años.
En este sentido, expresó: «Algo mágico nos salvó, para mí la idea de ellos era atacarnos y matarnos a todos (…) Cuando llegó la patrulla del grupo de operaciones especiales se tiraron bengalas, se iluminó todo y ahí descubrimos que a dos metros teníamos a dos tipos, que estaban cuerpo a tierra boca abajo y con las manos en la nuca. Bajamos con González y los capturamos. No eran argentinos, hablaban en inglés».
Barcos, que reside en Merlo, en la zona oeste del Conurbano y a los 54 años se dedica a tareas tapicería, carpintería y lustrado de muebles, dijo que, según le contaron «de adentro», al menos dos británicos murieron en el tiroteo: «Incluso a uno lo vi cuando lo tiraban atrás en un camión», sostuvo.
¿Por qué tardaron tanto tiempo en revelar lo que sucedió aquella noche? «Nos estuvieron dando manija durante horas, ´Acá no pasó nada, ustedes no vieron nada, acá no hubo disparos…´ Con toda esa presión que ejercieron sobre nosotros, qué íbamos a hablar, éramos pibes de 18 o 19 años (…) Yo había quedado en estado de shock, no podía parar de temblar», esgrimió Barcos.
Asimismo, resaltó que, en su caso, se animó a comentar aquel incidente, del que se cumplen tres décadas y media este domingo, cuando empezó a frecuentar el campamento que llevan adelante desde hace más de nueve años ex «colimbas» en Plaza de Mayo en demanda de reconocimiento formal como Veteranos de Guerra, tras haberse desempeñado en bases militares patagónicas en 1982.
González, al respecto, lamentó que si bien tanto él como Barcos han recibido sus diplomas de ex combatientes, no gozan de los beneficios previstos por ley para quienes tomaron parte en el conflicto bélico del Atlántico Sur.
«Gracias a nosotros los ingleses no volaron los tanques de combustible ni la pista ni parte de la brigada aérea. No estábamos jugando nosotros ahí, estábamos cumpliendo órdenes de guerra. Nos da bronca, porque vos hiciste una acción y no fuiste reconocido por eso», sostuvo González.
Y Barcos acotó: «La Fuerza Aérea no negó los hechos, el Ministerio de Defensa tampoco, aunque plantea dudas. El hecho en sí está reconocido, pero no nos quieren dar la pensión. Está reconocido el hecho y así y todo no se divulga».
«Se tiene que caer la mentira»
El veterano de guerra Claudio Barcos sostuvo que la idea de que la Guerra de Malvinas de 1982 entre la Argentina y el Reino Unido se libró exclusivamente en el territorio insular y sus alrededores «es una mentira que tiene que salir a la luz alguna vez».
«Se tiene que caer la mentira de que todo fue allá», enfatizó Barcos, que aseguró que el 21 de mayo de aquel año enfrentó junto a su compañero de trinchera y soldado conscripto también Antonio González a un grupo comando británico en la Base Aérea Militar de Comodoro Rivadavia, con un saldo de al menos dos atacantes muertos después de un intenso tiroteo.
«Es bueno saber qué pasó, para que este incidente se sepa, se conozca, y que ésto ayude para que todos nosotros seamos reconocidos, todos los que hicimos algo. Hay 17 muertos -en el continente durante la guerra-, no es joda. Pasó en todas las bases; lo dicen los ingleses, no lo decimos solamente nosotros», remarcó el ex «colimba» en diálogo con NA.
Barcos recibió su diploma como Veterano de Guerra, pero no goza de los beneficios previstos por ley para los ex combatientes y actualmente forma parte del grupo de ex conscriptos que acampan en Plaza de Mayo en demanda de reconocimiento formal, tras haberse desempeñado en bases patagónicas durante el conflicto.
«Ésta es una mentira que tiene que salir a la luz alguna vez, se tiene que caer la mentira de que todo fue allá, en las islas», manifestó el ex integrante de la Compañía Policía Militar.
Escuadrón Tropa de la VII Brigada Aérea con asiento en Morón, convertido ahora en un hombre de 54 años después de haber sido llevado a la guerra con apenas 18.
«En Malvinas había desplegados más de 12.000 soldados, de los cuales no más de 4.000 entraron efectivamente en combate. Los ingleses desembarcaron en San Carlos y fueron caminando hasta Puerto Argentino, sin resistencia. ¡Había 10.000 tipos! Después vos hablás con ellos y son todos Rambo. Los laureles se los cuelga gente a la que no le corresponden», subrayó.
En este sentido, planteó que «la guerra en sí, si no pasaba por acá -por el continente- no hubiese tenido ningún sentido. Si ellos -los británicos- podían anular las bases, si tenían resultados acá, a las islas ni las invadían, ni se molestaban, porque las islas hubieran quedado aisladas».
«Pero como no pudieron con la Fuerza Aérea, se les complicó, tuvieron que desembarcar en San Carlos y casi media flota se les hundió; para ellos fue un golpe terrible que no se lo imaginaban, ni siquiera en la Segunda Guerra Mundial les pasó», recalcó.
Además, Barcos fustigó a los oficiales que «salían corriendo cuando empezaban los primeros combates», mientras que los soldados, con solo 18 o 19 años, «se quedaban peleando»: «Los tendrían que haber fusilado», exclamó.
«Hay una historia que la gente no conoce. Los soldados se quedaban peleando y los suboficiales y los oficiales no se querían quedar, salían corriendo cuando empezaron los primeros combates… ahora esos tipos están cobrando una pensión y son héroes, ¿héroes de qué? Los tendrían que haber fusilado», arremetió.
«Nos estamos acostumbrando a hablar mal, tomamos conceptos que están equivocados, el hecho de haber estado ahí no te convierte en héroe», insistió Barcos, que agregó que junto al grupo de ex «colimbas» que acampan desde hace más de nueve años en Plaza de Mayo está esperando «que el Gobierno haga algo con nosotros».