Nación quiere cerrar el capítulo rionegrino de la central nuclear, después de la reciente reprimenda al gobernador Alberto Weretilneck por su marcha y contramarcha en la instalación en la provincia. Prefiere callar y no favorecer al oficialismo rionegrino, enfocado en redireccionar su estrategia electoral y ahora, subirse a la nacionalización con cuestionamientos a la administración de Mauricio Macri.
La Legislatura aprobará hoy el proyecto para su clausura provincial, prohibiendo la localización en Río Negro, pero aceptando aquellas de pequeña potencia (tecnología Carem) que desarrolló Invap. Requiere una argumentación técnica para explicar esa aparente contradicción, que ya se expuso en el Plenario y se repetirá hoy en el recinto. Igualmente, una amplia mayoría –sólo se prevé el rechazo de la macrista Daniela Agostino, del Frente Progresista– acompañará la iniciativa, con críticas de las bancadas de la oposición.
La opción de una consulta popular para “después de las elecciones de octubre” fue desechada por el bloque oficialista. La prioridad gubernamental radica en acabar con el debate nuclear, cuya vigencia tantos problemas originó a la fuerza Juntos.
El proyecto subyace en la provincia por el ímpetu del intendente Nelson Iribarren, que ratificó su llamado a una consulta popular en Sierra Grande para después de octubre, que hoy votará su Concejo Deliberante. Si es consciente que la instalación rionegrina es desmorona entonces cae con dureza contra el gobernador. “Volvió a defraudar a Sierra Grande. Es una medida electoral, que se hace con una lectura muy sesgada”, declaró.
Energía ya evalúa otras opciones para la quinta central. Retomar la zona de Lima (Buenos Aires) o también se estaría analizando regiones de Córdoba. Ayer surgió el nombre de Carmen de Patagones, pero sin que nadie sostenga oficialmente esa versión porque esa alternativa no partió desde fuentes de Nación.
El desagrado nacional persiste y fue expuesto en la nota del titular de Energía, José Aranguren y mucho más reservado, en la reunión del gobernador con el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, acompañado por el secretario Sebastián García De Luca. Concluida esa jornada complicada, Nación ratificó el trato institucional y político con Río Negro. “No hay cambios en la relación” y “no vamos a confrontar”, fue la insistente respuesta de ayer desde Casa Rosada.
Por encima del enojo, Nación quiere evitar favorecer a la estrategia postelectoral de Weretilneck de confrontar y despegarse del presidente Macri. En el último tiempo, las expresiones oficialistas están ocupadas en erosionar políticamente a la administración nacional.
En defensa del rechazo a la central nuclear, el presidente del bloque de Juntos, Alejandro Palmieri entendió que no existió impulso por parte de Nación. “Si era una política de Estado, no asumieron el compromiso de defensa”.