Desnutrida, desnuda y atada a una cama, así encontraron a una mujer de 42 años que fue rescatada tras permanecer 20 años secuestrada en por su propia familia. Ocurrió en la ciudad santafecina de Venado Tuerto. Una vecina que escuchaba los gritos de la cautiva logró que la liberaran, tras denunciar el caso por 12 años, detalla Crónica.
Cuando la Policía ingresó al domicilio de Dorrego al 2400. Marisa Almirón (42) estaba acostada sobre sus propios desechos y con solo mirarla se podía constatar su deterioro físico y mental. Tras el rescate, la mujer fue derivada al hospital Gutiérrez, donde permanece internada.
Según trascendió, la mujer primero fue cautiva de su padre y, posteriormente, uno de sus hermanos continuó con la perversa tarea. El sujeto permanece en libertad.
Doce años de denuncias
Mirtha, una de las vecinas de Marisa, denuncia esta terrible situación desde hace 12 años. “Cada vez que la policía llegaba al domicilio, el hermano no les abría la puerta exigiendo una orden de un juez y tampoco lograban escucharse los gritos de Marisa a quien de seguro hacían callar», contó esta vecina a Crónica.
“El calvario de Marisa comenzó hace veinte años cuando el papá la encerró porque tenía novio. Doce años después, cuando muere el hombre, es su hermano Mario quien continúa con el calvario de la mujer, argumentando que tenía problemas psiquiátricos», detalló Fernanda Serna, representante de Ademur (Asociación de Mujeres Resilientes).
«En total son seis hermanos. Todos sabían lo que pasaba. Intentaron taparlo pero yo no podía quedarme sin hacer nada porque mi casa se volvió un infierno porque se escuchaba el sufrimiento. Eran tremendos los tormentos que pasaba esa chica», aseguró la denunciante.
Luego de que no lograra que la Policía pudiera constatar las denuncias que ella hacía en la Comisaría de la Mujer, Mirtha se dirigió al Consejo Deliberante de Venado Tuerto y logró, luego de que la consejal Liliana Rostón se hiciera cargo del caso, que la secuestrada sea rescatada.
«Las hermanas me amenazan. Me dicen que deje todo como estaba. Yo veo cómo el tipo camina por la calle como si nada hubiera pasado y me indigna, porque eso significa, además, que el resto de los vecinos estamos en peligro», agregó.
La familia Almirón asegura que Marisa sufre desórdenes mentales, que por eso estaba encerrada en su casa. Sin embargo, luego de la liberación y posterior internación, los médicos que recibieron a la maltratada mujer aún no han confirmado ese diagnóstico.
Los Andes