Según el informe semanal del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda, los precios de los medicamentos en Argentina crecieron hasta un 284%, en los últimos dos años y medio.
Sobre más de 120 drogas de consumo masivo, en función al precio de venta de remedios a consumidor final (neto de descuentos y promociones), se registró un incremento promedio del orden del 130% lo que corresponde a un alza de 22 puntos porcentuales mayor que la inflación del índice de CABA.
El documento ligado a la Carrera de Economía de la UNDAV, que dirige Santiago Fraschina, remarca que “la particularidad distintiva de este conjunto de productos es que se trata de bienes inelásticos, lo que significa que la sensibilidad de respuesta de la demanda ante incrementos en el precio es baja”.
En el detalle, se destacan las subas más pronunciadas en medicamentos para las tiroides (+284), broncodilatadores (+225%), ansiolíticos (+218), antiinflamatorios respiratorios (176%) y analgésicos (+168%), entre otros.
En este marco, y a pesar de que las empresas de prepagas enfrentaron una menor demanda, buscaron compensar vía precios la merma de ingresos: en el acumulado desde febrero de 2016 el aumento en la cuota fue del 110%, lo que corresponde a 13 puntos porcentuales por sobre la inflación.
Una consecuencia directa de la notoria suba que han mantenido los precios de los fármacos durante los últimos dos años es la brusca disminución del poder de compra de los ingresos de la población en estos bienes.
En este sentido, el incremento de precios por sobre el avance en el nivel de ingresos determinó que el poder de compra de una canasta representativa de medicamentos decreciera un 25,9% en relación al salario mínimo, un 17,9% en comparación a la asignación por hijo y 15,4% respecto a la jubilación media.
“La suba de precios en bienes y servicios relacionados con la salud se ha intensificado en los últimos meses. El incremento de los gastos en salud presiona el presupuesto familiar, al ocupar una porción cada vez mayor del total de ingresos”, remarca el documento de la UNDAV.
En el análisis del 2018, es posible vislumbrar una subejecución de programas sensibles en Salud: hasta mayo, el Ministerio de Salud llevaba ejecutado, sólo el 36% de los gastos presupuestados originalmente, aunque si la ejecución se hubiera hecho proporcionalmente al período transcurrido, debería ubicarse en torno al 41,7%.
Asimismo, en el primer trimestre de 2018, la facturación local de medicamentos importados creció por encima de la producción local: se incrementó 28,3% interanual, más del doble del promedio de ventas del sector.
Como conclusión, el informe universitario subraya: “Esta suba en los costos de la salud significa un retroceso en aspectos básicos del bienestar de la población. Los precios más altos son la consecuencia de una política de desregulación del mercado de la salud, que recompone las ganancias de sectores oligopólicos en detrimento del poder adquisitivo y el bienestar de los ciudadanos”.
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