Tan chiquitos como problemáticos, los celulares interfieren en las familias argentinas y de otras partes del mundo. A tal punto, que llegan a quitarnos (literalmente) el sueño. En eso indagó una encuesta realizada por la Universidad de Michigan, en Estados Unidos. Concluyó que la mayoría de los padres de adolescentes con problemas para dormirse culpa a los smartphones, los dispositivos electrónicos o las redes sociales de mantener despiertos a sus hijos más tiempo de lo debido.
El estudio incluyó entrevistas a 1.018 padres de chicos estadounidenses que tienen entre 13 y 18 años. El 43% de los participantes aseguró que su hijo tiene problemas para dormirse o que se despierta en mitad de la noche y no puede volver a conciliar el sueño. Entre ellos, un 56% atribuyó esa falta de sueño al uso de aparatos electrónicos, teléfonos móviles o redes sociales.
«Esta encuesta sugiere que los problemas de sueño son comunes entre los adolescentes y que sus padres creen que el uso de dispositivos electrónicos es uno de los principales factores que contribuyen a ello», resumió la codirectora del sondeo y experta en salud pública, Sarah Clark, según lo publicado por la agencia EFE.
La misma situación se repite en los hogares argentinos. El último estudio «Los chicos y las pantallas» del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) concluyó que los adolescentes tienen en su habitación cuatro pantallas (netbook, computadora, TV y celular), están todo el día conectados a Internet y, con menos de 12 años, ya tienen un perfil en las redes sociales. Además, duermen con sus celulares encendidos.
Lograr un buen descanso se convierte, así, en una misión casi imposible. «Los chicos de entre 13 y 18 años tienen una tendencia a usar el celular en las horas de la noche, lo que perturba la conciliación y el mantenimiento del sueño, y por consiguiente favorece la fatiga y la somnolencia diurna», dice a Clarín Daniel Pérez Chada, Jefe del Servicio de Neumonología y director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral.
«El tema con los celulares va más allá de los contenidos, que puedan generar excitación, algún tipo de estímulo, depresión, angustia, o placer. A esto se suma la emisión de luz en la banda de las azules, que tiene un efecto negativo sobre la conciliación del sueño», continúa el experto.
El sueño está muy influenciado por el ciclo luz y oscuridad. Por la noche, cuando comienza a disminuir la intensidad de la luz, se producen una serie de cambios en el organismo que facilitan el comienzo del sueño. Entre ellos, está la producción de la sustancia llamada melatonina, que es influenciada por la luz. El problema es que, cuando le mandamos una señal lumínica (como la de la pantalla del celular) a las células de la retina, se inhibe la producción de melatonina.
En 2017, Pérez Chada y su equipo estudiaron a unos 400 chicos de distintas ciudades del país y encontraron que los que menos horas dormían eran los que tenían mayor somnolencia diurna y menor rendimiento escolar. «Lo recomendado en adolescentes es dormir 9 horas o más. Pero el 55% de la muestra dormía menos de 9 horas», explica.
¿Qué pueden hacer los padres para ayudarlos? Dar el ejemplo podría ser parte de la solución. «Este no es un problema solamente de los chicos, es un problema global. Todos tenemos la tendencia a usar el celular más allá de lo necesario, ya sea para responder un mensaje que creemos urgente, leer una noticia que nos interesa, o mirar un video que nos atrae», acota Pérez Chada.
«Es muy importante tratar de evitar la exposición de los celulares a partir de las 22 horas para evitar que la luz de la banda de los azules inhiba la producción de sustancias que son claves para inducir el sueño», concluye el especialista. Porque todos, chicos y grandes, seríamos más saludables si nos acostumbramos a dejar el celular fuera de la habitación. Y dedicamos la noche a descansar.
Clarín