Se instaló en la plaza San Pedro y es el centro de la atención de los fieles que se acercan para celebrar la Navidad. También se instaló un abeto italiano
Un enorme pesebre esculpido en arena y un abeto de los bosques italianos son el centro de atención en la Plaza de San Pedro en el Vaticano para la Navidad de 2018.
Fue inaugurado por el propio papa Francisco a comienzos de mes, cuando señaló: «La arena, material pobre, recuerda la simplicidad, la pequeñez y la fragilidad con la que Dios se mostró con el nacimiento de Jesús en la precariedad de Belén».
En esa oportunidad recibió en una audiencia a los representantes de las regiones italianas que donaron la arena y abeto rojo gigante.
El original «Pesebre de arena» fue realizado por tres escultores, la holandesa Susanne Ruseler, que trabajó en los pastores y los animales instalados a la izquierda, la rusa Ilya Filimontsev, autora de la Sagrada Familia y el ángel, y el checo Radovan Zivny, quien esculpió los rostros y la ropa de los tres reyes magos a la derecha.
Los escultores comenzaron a finales de noviembre a crear el monumental pesebre en la célebre explanada a partir de una pirámide formada por 700 toneladas de arena, provenientes de la región montañosa de Los Dolomitas.
La alcaldía de la ciudad italiana de Jesolo, cerca de Venecia, le donó al papa ese pesebre e invitó a los tres escultores, los llamados sultanes de arena, a esculpir la natividad.
El abeto por su parte es alto unos 21 metros y proviene del bosque de Cansiglio en las Dolomitas, una región que fue azotada por las fuertes lluvias y ráfagas de viento de más 180 km por hora en octubre y noviembre.
El árbol fue donado al Vaticano por la diócesis de Concordia-Pordenone y la región de Friuli Venezia Giulia.
Los dos símbolos de la Navidad son iluminados ante miles de personas y turistas y permanecerán en la plaza de San Pedro hasta la noche del 13 de enero.
Infobae