Sales temprano al trabajo y llevas un sándwich o un guiso que tomaste del refri para más tarde, comes y por las prisas del trabajo tu platillo está frío y en la noche comes tacos con los amigos o cereal en casa; pero, ¿te has preguntado si es mejor la comida fría o caliente?
Cuando comemos los alimentos fríos, nuestro estómago trabaja doble, porque toma su tiempo para calentar ese alimento y procesarlo, para después iniciar con la digestión.
Según un reporte del Journal of Agriculture and Food Chemistry, la comida influye en nuestro organismo no sólo por lo que comemos, sino por cómo lo ingerimos. En este caso, la comida caliente facilita la digestión.
El estómago está, como todo el interior del organismo a 37° de temperatura, y por contacto, la comida se calienta al entrar en el interior. Esto requiere un cierto tiempo y de alguna manera retarda el vaciamiento del estómago hacia el intestino delgado”
Los endocrinólogos y nutriólogos, coinciden en que al comer frío, el estómago toma más tiempo para calentar estos alimentos, por lo que la digestión se hace lenta y recomiendan al final de la comida, beber algo caliente como un café, té o infusión.
Si no ingerimos la bebida caliente al finalizar alimentos fríos, corremos el riesgo de un proceso digestivo lento y que la absorción de nutrientes sea retardada
¿Cómo podemos nivelar nuestro consumo de alimentos?
Lo ideal según los expertos, es alternar alimentos fríos y calientes en cada comida, pues el juego con las temperaturas hace biein al intestino y lo ayuda a trabajar más rápido.
Pero, si no tienes más remedio que comer frío, evita ingerir el mismo alimento todos los días, no siempre optes por el sándwich o la torta, ni abuses de pastas o hamburguesas. Procura al menos dos veces por semana tomar caldos o sopas cuando estés en casa o usar leche tibia si tomas cereal, ¡ayúdale a tu intestino!.