El jefe del Comando Sur dijo que está “preocupado” porque la estación de observación lunar en la Patagonia se use para “apuntar” a los Estados Unidos.
La estación de observación espacial que construyó China en Neuquén volvió a generar controversia en Estados Unidos. La base, que proporcionó un apoyo importante en el reciente aterrizaje chino en el lado oculto de la Luna -una muestra del poderío aeroespacial que acaba de hacer el gigante asiático- quedó otra vez en el centro de las miradas luego de una declaración pública de uno de los más altos jefes militares de Washington.
En una exposición ante el Congreso de su país, el jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, almirante Craig S. Faller, expresó su «preocupación» por la base china en Bajada del Agrio al considerar que desde allí se «podrían estar violando los términos del acuerdo» que Beijing suscribió con la Argentina. En ese documento, promovido por las gestiones de Xi Jinping y Cristina Kirchner, figura que la estación tendrá «sólo usos civiles». Faller dio un paso más, dijo que la base puede servir para «monitorear blancos estadounidenses».
Faller, que asumió el cargo en noviembre pasado, se presentó el jueves último ante el comité de las fuerzas armadas del Senado estadounidense. Allí presentó su primer informe anual como jefe del comando, que es uno de los nueve que tiene los Estados Unidos desplegados en todo el mundo. El Comando Sur abarca el Caribe, América del Sur y América Central.
«La presencia china y sus actividades en la instalación de observación del espacio profundo en Argentina son también preocupantes», comienza a decir Faller en la página 7 de su informe de 19 hojas presentado ante el Senado y que plantea los objetivos del Comando Sur: entre ellos construir confianza con los aliados en el hemisferio.
«Beijing podría estar violando los términos de su acuerdo con Argentina de que conducirá (en la base lunar) actividades civiles y podría tener la capacidad para monitorear potencialmente apuntar a objetivos de los Estados Unidos, sus aliados y socios en actividades espaciales», afirmó el militar de alto rango. Es una declaración oficial inédita y contundente en ese sentido, luego de que el tema formó parte de las conversaciones entre funcionarios del gobierno de Donald Trump y Mauricio Macri. Entre otros, el ex secretario de Defensa James Mattis lo planteó cuando visitó la Argentina el año pasado.
Faller también introdujo otras preocupaciones de Washington hacia la presencia China en la Argentina y en la región. Dijo que firmas chinas como Huawei -tercera empresa de telefonía celular en este país y con la que la administración de Donald Trump mantiene un duro conflicto jurídico con ramificaciones en Canadá- y ZTE «han penetrado agresivamente en la región, poniendo en riesgo temas de propiedad intelectual, datos privado y secretos de gobierno».
El informe tiene una advertencia: Faller manifesta que si los gobiernos de Latinoamérica y el Caribe continúan «gravitando hacia el uso de los sistemas de información chinos, nuestra capacidad y deseo de compartir información sobre redes comprometidas va a sufrir». China es uno de los principales aliados económicos argentinos.
La Estación China, ubicada a 20 kilómetros del pueblo Bajada del Agrio, en Neuquén, apareció sorpresivamente y sin debate de ningún tipo en los acuerdos que en 2015 firmaron los presidentes Cristina Kirchner y Xi Jinping. Estos fueron ratificados por el Congreso. Y al llegar al poder, el presidente MauriciEEo Macri los respetó.
La base, que ya para 2018 estaba completa, e incluso ofrecía visitas a periodistas argentinos para mostrar que no tiene fines militares, es un complejo ubicado en 200 hectáreas, protegidas por alambres de púa, y sin ninguna ingerencia posible de las autoridades argentinas por 50 años. La antena es tan alta como un edificio de 16 pisos.
La agencia británica Reuters hizo un artículo la semana pasada tildando a la base de China en Argentina de «caja negra». Y la revista Foreign Policy destinó sus páginas a los militares estadounidesess que «advierten sobre su amenaza».
Además de hacerse eco de las fuertes palabras de Faller, esos medios citaron al experto Brian Weeden de la Secure World Foundation, quien señala que Estados Unidos tiene antenas como la china en Neuquén por todas partes del mundo, y «no hay evidencia» de que la base sea «criminal» . Pero al mismo tiempo, militares citados por FP lo contrastan: consideran por el contrario que su gran radar en forma de plato puede utilizarse para recolectar información sobre la posición y actividades de los satélites militares estadounidenses. Y señalan que China quieren un espacio libre de armas pero es la primera que no lo respeta.
En la presentación que hizo al Congreso estadounidense, Faller también trazó el mapa de amigos y enemigos de los Estados Unidos. Ubicó a la Argentina entre los primeros y entre las «principales amenazas» a Rusia, China, Irán, y sus «autoritarios aliados» en Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Clarín