Un trabajo realizado por el hospital universitario, Sainte-Justine de Montreal, Canadá, mostró una conexión entre el tiempo que los adolescentes pasan en la redes sociales o viendo la televisión y el aumento de síntomas que afectan el humor.
Tanto en estas redes como en la televisión se tiende a mostrar una imagen distorsionada de la realidad que afecta a la autoestima. Pasamos 50 días al año mirando internet y las redes sociales
La inmensa mayoría de los jóvenes considera las redes sociales como Facebook o Instagram una necesidad. Son las aplicaciones a las que dedican la mayor parte del tiempo que pasan conectados a los largo del día y una herramienta sin la cual resulta difícil mantener el contacto con amigos y familiares.
Pero estas redes parecen ser también las responsables del aumento de los casos de depresión en ese mismo segmento de la población.
Un reciente estudio llevado a cabo por el hospital universitario Sainte-Justine de Montreal, en Canadá, revelado una conexión entre el tiempo que los jóvenes y adolescentes pasan en la redes sociales o viendo la televisión y el aumento de estos síntomas de depresión.
El estudio, publicado esta semana en la revista JAMA Pediatrics, parece apuntar que los jóvenes que pasan más tiempo que la media viendo televisión o interactuando en redes sociales muestran también una incidencia mayor de la media de síntomas de depresión.
Esta relación no se aprecia en otras actividades que se realizan a través de los mismos medios, como los videojuegos o el uso del ordenador para otras funciones.
Es decir, que pasar más tiempo que la media jugando en el móvil, la consola o el ordenador no parece variar la incidencia de depresión como sí lo hacen las redes sociales. Lo síntomas tampoco están ligados a una menor actividad física, según el estudio.
La clave, apuntan los autores, parece estar en la forma en la que se percibe a otros participantes en estas redes y explica por qué el consumo de la televisión también crea la misma tendencia.
La exposición constante a estos estereotipos afecta negativamente a la autoestima de los usuarios.
«Las redes sociales y la televisión son medios que exponen con frecuencia a los adolescentes a imágenes de otros en situaciones más prósperas, como otros adolescentes con cuerpos perfectos y un estilo de vida más emocionante o con más medios materiales», apunta Elroy Boers, autor del estudio.
La forma en la que funcionan los algoritmos que sugieren contenidos retroalimenta esta situación. Cuanto más influye el estado depresivo de una persona la elección de lo que ve en ellas, más contenido similar se sugiere y proporciona, y más probable será que esté continuamente expuesto a dicho contenido, manteniendo y aumentando los síntomas de la depresión.
El estudio se realizó sobre una muestra de 4.000 adolescentes canadienses de entre 12 y 16 años y podría ayudar a desarrollar técnicas que ayuden a prever casos de depresión antes de que se conviertan en casos severos.
«Nuestra investigación reveló que el uso excesivo de ciertos medios digitales en un año puede asociarse a síntomas depresivos en ese mismo año, lo que puede dar a padres y educadores una ventana de tiempo suficiente para actuar», explica Boers.