«Mauricio has hablado de la pobreza, llévate el rostro de la pobreza», le dijo el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, al presidente Mauricio Macri, en el marco de la última misa de la Fiesta del Milagro, en Salta. La presencia del mandatario generó polémica en la Iglesia local.
«Quiero agradecer la presencia del señor Presidente. Así como hemos palpitado el sentido de la iglesia, él es el signo de la patria. Quiero decirle lo siguiente: usted le dijo a todos los argentinos que se había sentido golpeado y en el clima de ese golpe, voy a hablar de corazón a corazón, quiso venir aquí. Ha venido a un buen lugar, a encontrarse con el Señor. Y Dios no hace las cosas mágicamente, sino que transforma el corazón y provoca la libertad».
«Y lo que voy a decir vale para todos. Aquí tenemos también un candidato a vicepresidente, que es nuestro Juan Manuel [Urtubey]; dos candidatos a gobernador; el señor intendente; el señor vicegobernador. Cuando empezó usted dijo ‘voy a luchar por la pobreza cero’. ¿Qué puede decir Salta ahora? Le da rostros a la pobreza», continuó.
El arzobispo de Salta repasó: «Cuando veía a los mineros, que trabajan horas y horas en situaciones de inclemencia para darle riqueza a la república… Recordar una cosa que decía y vale para todos: los pobres no son una molestia, son una oportunidad. Los pobres son maestros».
Y cerró: «Por eso, Mauricio has hablado de la pobreza, llévate el rostro de los pobres. Son dignos, son argentinos y son respetuosos; merecen que nos pongamos de rodillas delante de ellos. Vale para todos, hermano. Nada más, gracias».
Acompañado por su esposa, Juliana Awada, el jefe del Estado llegó por la calle lateral de la Catedral y recibió una tibia bienvenida. «Sí, se puede», le gritaron. Macri se ubicó al lado del gobernador Urtubey y su esposa, Isabel Macedo, quienes habían llegado minutos antes.
A la salida, después de conocer la Catedral y probar unas empanadas salteños se había juntado más gente para despedirlo y aplaudirlo. Salió por la parte de atrás de la curia.
El Presidente fue invitado por el Obispo pero su presencia abrió una grieta en la iglesia salteña. El presbítero Raúl Méndez salió al cruce y recomendó que el mandatario «nos deje tranquilos» y se dedique a «resolver los graves problemas en que nos embarcó».
Estuvieron también el senador Esteban Bullrich y el secretario de Culto, Alfredo Abriani. Aunque también estaba invitado a la procesión, no participará.