El presidente electo buscará entablar una nueva relación con EE.UU. y Trump, clave para el apoyo del FMI. Las tensiones con Bolsonaro.
De lo que ha dicho y ocurrido durante la campaña electoral, Alberto Fernández tiene dos desafíos de política exterior: reconstruir el vínculo con Estados Unidos y Brasil, y concretar su relacionamiento con los organismos financieros.
Con un país a las puertas de un nuevo default, Fernández tendrá que focalizarse en la relación que buscará con el gobierno de Donald Trump -vital apoyo ante el FMI para Mauricio Macri-. Pero también con otros grandes actores en los mercados, como Alemania, Japón y China. La política externa en el último tiempo se centró en la apertura política a los viejos aliados del país, como Europa y EE.UU., con los que el kirchnerismo confrontó duramente.
Esos aliados esperan señales. En su viaje a Madrid, Fernández dijo que pagará la deuda externa y que no quiere una relación de «dependencia» con Washington. Pero no detalló cuál será la alternativa, para cuestiones sensibles como seguridad, lucha contra el narcotráfico y terrorismo. En lo inmediato la cuestión de rispidez podría ser la cuestión venezolana. Fernández quiere salirse del Grupo de Lima, que presiona al régimen de Nicolás Maduro y reconoce a Juan Guaidó como presidente electo y a Elisa Trotta Gamus como embajadora en Argentina. Para Washington esa alianza es uno de los puntos de mayor contacto con este país.
El presidente electo emprenderá esta semana su primer viaje. Será a México para encontrarse con Andrés Manuel López Obrador. Y para noviembre, el albertismo y su operador chileno, Marco Enriquez Ominami, están organizando en Buenos Aires una reunión del Grupo de Puebla, heredero del Foro Social de San Pablo, que aglutina a las izquierdas Latinoamericanas. Es falso que haya una tradición de que los presidentes de Argentina y Brasil viajen a estos respectivos países apenas son electos. Sólo lo hicieron Cristina Kirchner, Lula da Silva y Dilma Rousseff.
A principios de diciembre, en Brasil se espera una cumbre del Mercosur. Fernández asume el martes 10. Una buena señal sería que viaje como presidente electo junto al saliente Macri. Para mediados de enero está el Foro de Davos, en Suiza, adonde Mauricio Macri hizo llegada en sus días de estrellato, en 2016. Allí suelen marcar presencia los principales líderes del poder económico mundial.
El problema político más sensible que tiene Fernández se llama Jair Bolsonaro, con quien tendrá que convivir de mínima los tres años de mandato que le quedan al brasileño. Ambos llevaron su enemistad al límite. En Brasil es vox populi que lo que más irritó a Bolsonaro de Fernández fue su defensa personal a Luis Inacio Lula da Silva, a quien visitó en la cárcel. Lula es su enemigo político. Bolsonaro y Fernández han intercambiado hasta insultos personales. El argentino le dijo misógino homofóbico, entre otras palabras.
Durante su viaje a China, Bolsonaro llegó a decir que si en Argentina vencía «la oposición» y tomaba medidas anti aperturistas buscaría con Paraguay y Uruguay expulsar a este país del Mercosur como lo hicieron con Paraguay en 2012. Una declaración bastante controvertida.
Pero, así como despotricó contra los chinos durante su campaña electoral, en la que encarnó el papel del «Trump latinoamericano», Bolsonaro hoy está en Beijing, con el que Brasil tiene superávit de 45.000 millones de dólares. En el albertismo confían que el vínculo histórico con Brasil supere los enconos, pero deberían frenarse las provocaciones.
Además de definir cómo encarará sus críticas al acuerdo del Mercosur con la Unión Europea el otro factor de cambio de Fernández podría ser la política de diálogo y amistad con el Reino Unido. El kirchnerismo prometió dar de baja lo firmado respecto a Malvinas por el macrismo. Y va por más: quiere revisar los acuerdos firmados hace treinta años en Madrid para comenzar a discutir soberanía otra vez, lo que Londres rechaza de plano.
A lo largo de estos meses, ha sido el diputado Felipe Solá el más mentado para canciller. El presidente electo todavía no lo confirmó abiertamente.