El ex jefe de Inmunología y Reumatología del Hospital Garrahan, Ricardo Russo, fue caracterizado este lunes como portador de «una cara oscura», una «especie de doctor Jekyll y mister Hyde» capaz de cosas «inimaginables»; durante la primera jornada del juicio que se le sigue por «producción, facilitación y distribución» de pornografía infantil.
Pero mientras la Fiscalía y la querella se expresaron en esos términos sobre el pediatra, al que hacen responsable de victimizar a «1.500 niños y niñas diferentes», el defensor aseguró que las fotografías producidas por Russo tenían una «finalidad médica».
La audiencia inaugural del debate oral, que conduce el juez Gonzalo Segundo Rúa, comenzó con casi con una hora de retraso con los alegatos de apertura de las partes.
Carlos Kambourian, presidente de su Consejo de Administración del hospital, estuvo presente en la sala, que estuvo bastante menos concurrida que lo esperado.
El último en llegar fue Russo, que fue trasladado desde el inmueble de Núñez donde cumple la con su prisión preventiva, morigerada a domiciliaria desde principios de septiembre.
«La fiscalía va a demostrar que distribuyó 336 videos de explotación sexual infantil facilitados a través de la plataforma eMule», dijo la fiscal Daniela Dupuy.
Para la especialista en delitos informáticos, tenían «también fines inequívocos de distribución» las «964 imágenes y 68 videos» hallados en dos computadoras del imputado y que «representan a menores de 13 años realizando actividades sexuales explícitas, inclusive bebés», dijo.
Dupuy destacó la prolongación en el tiempo de los delitos imputados, dado que «el primer hecho es detectado el 24 de noviembre de 2018, y el último horas antes de su detención», producida a las 16.05 de ese día en el estacionamiento del Hospital Garrahan.
La representante del Ministerio Público hizo hincapié en que su incautación «no cesa el daño causado» porque esas imágenes «están aún hoy siendo compartidas».
«Yo le aseguro, señoría, que lo que usted imagina (por pornografía infantil) es nada comparado con lo que va a ver en minutos», advirtió.
Más dura fue aún la abogada querellante por el Garrahan, María Susana Ciruzzi, quien contó que la detención de Russo supuso que «nuestro micromundo pediátrico sufriera un una hecatombe inesperada».
Ciruzzi dijo que las imágenes colectadas son propias de «los infiernos del Dante», que resultan «impensables para cualquier ciudadano de bien, y mucho menos para un pediatra» porque implicó «aprovecharse de la confianza que despierta su profesión».
«Estamos ante una especie de doctor Jekyll y mister Hyde: la eminencia pediátrica que usaba internet para preparar sus papers, y Ricardo, el depredador sexual que utilizaba la deep web para satisfacer sus más bajos instintos y facilitarlo a terceros», dijo.
A su turno, el abogado defensor Ricardo Izquierdo dijo sentirse «tranquilo» porque «no van a poder acreditar de ninguna manera que Ricardo Russo produjo o film pornografía infantil por mano propia».
«De lo que sí participó de mano propia es de la toma de imágenes con fines médicos y científicos como surgen de esas fotografías, que son tomadas en un consultorio», dijo.
El abogado cuestionó que de los 40 allanamientos simultáneos realizados el día de la detención de su cliente, anunciados como el desbaratamiento de una «red internacional», sólo prosperó la causa que lo tiene como único acusado por tratarse de «un caso mediático».
El debate pasó a un cuarto intermedio este mediodía tras lo cual estaba previsto que comience la discusión de la prueba, instancia cerrada a la prensa y en la que desfilarán 53 testigos.
La próxima audiencia pública de este juicio -que está previsto que se extienda hasta mediados de noviembre- se producirá el próximo lunes, cuando comiencen los alegatos de cierre.