Tras un fin de semana largo, los manifestantes se hicieron notar con fuerza en las calles del país. En Santiago, unas 120.000 personas se juntaron en Plaza Italia. Sebastián Piñera no habla desde el jueves pasado.
Cuatro días de descanso –relativo, pues igual se registraron manifestaciones de menor envergadura- parecieron ser suficiente para que la mayoría de manifestantes del denominado“octubre chileno” volvieran con fuerza y entusiasmo a las calles. La jornada comenzó con una manifestación frente a los tribunales de justicia mientras, paralelamente, los taxistas hacían todos los esfuerzos para enfilar su larga cadena de vehículos hacia el Palacio de La Moneda, en Santiago, a pesar que Carabineros no los autorizó.
El gremio de techo amarillo se sumó por primera vez con fuerza al descontento general que vive el país. Lo hicieron apuntando sus dardos contra las plataformas digitales y pidieron la salida de la Ministra de Transportes, Gloria Hutt. El vocero de los taxistas, Claudio Morales, explicó las motivaciones de sus afiliados para adherir al movimiento social: “Ya estamos precarizados hace cinco años con las plataformas y hemos recurrido a todas las instancias – incluyendo la Corte de Apelaciones – y ahí nos dimos cuenta que las instituciones no funcionan porque fue rechazado nuestro recurso de protección”, aseveró.
Pasado el mediodía las banderas volvieron a flamear en Plaza Italia, corazón de las manifestaciones desde hace 18 días. Bajo el slogan “Súper Lunes”, la autoconvocatoria en redes sociales invitaba a volver a la calle a las cinco de la tarde, en el marco de una huelga nacional que, vale decir, tuvo escasa adhesión del sector privado. “No vamos a parar, porque si paramos no van a hacer nada”, señaló a Clarín Andrea Pérez. Precisamente, es tal la desconfianza en las instituciones y los políticos, que el llamado más común en redes sociales es no dejar de manifestarse masivamente hasta que los cambios se concreten. “La promesa no basta, queremos hechos, no promesas. ¡Si aún no se ponen de acuerdo ni entre ellos mismos!, agregó Ignacio Carrasco, de 23 años.
Más de 120.000 personas se congregaron allí. Nuevamente las consignas mayoritarias estaban relacionadas con las pensiones, la atención oportuna en salud, el costo de vida y la nueva Constitución, la discusión predilecta de los parlamentarios chilenos. En Viña del Mar, los Carabineros debieron intervenir para evitar la toma del principal shopping, el Mall Marina Arauco.
De hecho, unas horas antes, tras la reunión del comité político de gobierno (que integran el presidente Sebastián Piñera, los ministros de Interior, Hacienda, Vocería y Secretaría General más los presidentes y jefes de las bancadas oficialistas), ninguno se atrevió a descartar esa idea. «Nosotros no nos cerramos a ningún diálogo, y en particular, quiero decir que creemos en el Congreso y sus capacidades, sobre todo en un Congreso que ya, hoy día, no tiene sistema binominal, un Congreso que representa a los ciudadanos. Es un Congreso que tiene representatividad, incluso, de los partidos pequeños, donde tiene una gran capacidad de debatir cambios a la Constitución», dijo la vocera de Gobierno, Karla Rubilar.
Desde la oposición han presentado una contrapropuesta a la agenda social del gobierno. Las ideas, lideradas por el cambio de Constitución, contempla medidas como el aumento de un 50% de la pensión básica solidaria, el mejoramiento de las pensiones para la clase media, incremento del sueldo mínimo a $350 mil, ayuda a las Pymes, reducir la dieta parlamentaria ytransporte público gratuito para adultos mayores.
Quien ha estado a cargo desde el oficialismo para encabezar las negociaciones ha sido el ministro de Interior, Gonzalo Blumel. En efecto, el presidente del Partido por la Democracia, uno de los propulsores de la agenda alternativa, sostuvo esta mañana en Canal 13 de Chile que ya se comunicó con él. «Recibí ayer (domingo) una llamada del ministro que fue alentadora, pues por primera vez escuché del Gobierno la posibilidad de abrirse a las reformas y sobre todo a la posibilidad de un plebiscito para una nueva constitución», dijo el excanciller de Michelle Bachelet.
Mientras Chile continúa movilizado y el movimiento social parece no amainar, el silencio del presidente Piñera se hace notar. Las críticas por su falta de liderazgo se oyen en cada manifestación. Cabe constatar que desde el jueves pasado que no habla en público, en lo que parece ser una estrategia para darle mayor visibilidad a su joven nuevo círculo de hierro, entendiendo su baja popularidad, la que apenas alcanza el 13%.
Al cierre de esta edición, el sonido de las cacerolas resonaba en vastos sectores de la capital. Chile volvió a días laborales y, con ello, a laburar en lo que mejor ha sabido hacer en los últimos días: exigir justicia y mayor dignidad, informó Clarín.