Cuando el frío va dejando lugar a jornadas soleadas, las caminatas por senderos periurbanos de Esquel se vuelven una actividad formidable para descubrir nuevos puntos de vista. Paisajes impensados se abren paso entre los cerros que rodean la ciudad para brindar postales inenarrables de la cordillera, los arroyos, los bosques y el núcleo urbano, como un punto minúsculo en medio de tanta inmensidad.
Zapatillas cómodas, ropa liviana, gorra, comida para renovar energía y abundante agua, se vuelven insumos básicos para salir a recorrer estos senderos por laderas, miradores naturales e incluso cumbres, desde donde los sentidos se conmueven ineludiblemente. Desniveles de hasta 500 metros desafían a los visitantes, que pueden recorrerles, según las particularidades de cada sendero, caminando, en mountain bikes, en cabalgatas e incluso con motocicletas.
Los caminos que llevan al cerro La Cruz
Hacia el sur de Esquel, el cerro más cercano para recorrer es La Cruz, cuyo nombre responde a una figura ubicada en su cumbre. Se puede acceder desde barrio Ceferino y desde barrio Badén, a través de senderos de dificultad media. Los accesos están señalizados y desde lo más alto, se puede observar todo Esquel y Valle Chico desde miradores.
Iniciando el recorrido en barrio Ceferino, se puede llegar al Cerro La Cruz partiendo desde la esquina de 25 de Mayo y Arroyo Esquel en una caminata por terreno montañoso. Con una distancia de doce kilómetros, un desnivel de 560 metros y una altura máxima de 1050 metros, toma aproximadamente unas tres horas y media alcanzar la cumbre.
A los mil metros se arriba al primer punto panorámico y a los 2200 se llega a un descanso y un segundo mirador, al que es posible llegar también en vehículos, y que posee incluso espacios aptos para estacionar. Desde allí, hay que proseguir caminando unos 2700 metros para arribar al sector más alto.
La alternativa a este recorrido es el acceso al Cerro La Cruz por barrio Badén. También apto para realizarse en caminatas y con mountain bike y motocicletas; se trata de un sendero de dificultad media que recorre diez kilómetros entre la ida y la vuelta, con un desnivel de 510 metros. Este recorrido es un poco más corto que el de barrio Ceferino y posee vistas panorámicas del sector Este de la ciudad y del Cerro 21. A los 1700 metros se hace uno con el sendero que viene desde el barrio Ceferino.
Abanico de senderos
Abierto a caminatas, el Sendero a La Zeta por el Arenal recorre siete kilómetros entre ida y la vuelta, con un desnivel de 240 metros y una altura máxima de 800, en un recorrido señalizado y que ofrece imponentes miradores. Este recorrido es una alternativa de ascenso hacia la Reserva Natural Urbana Laguna La Zeta, que inicia en la rotonda de Avenida Yrigoyen esquina Don Bosco y recorre un banco de arena volcánica en una subida que encuentra también vegetación nativa e implantada, con vistas únicas del valle de Esquel.
En la singular reserva urbana con la Laguna La Zeta como principal atractivo natural, se pueden alquilar tablas de stand up paddle y kayaks, y hay un parador para compartir con amigos y la familia.
Esquel posee otros senderos, como el del Cerro 21, en la cumbre del Cordón Esquel, que requiere del acompañamiento de guías especializados y ofrece un terreno con mayor dificultad, ideal para personas con entrenamiento. También están los senderos de salud, con algunas de las vistas más hermosas de la ciudad y con estaciones de ejercicios.
Una invitación a mirar distinto
Los senderos periurbanos de Esquel constituyen un atractivo inigualable que complementa al resto de la oferta turística de la ciudad. Estos recorridos sorprenden tanto a turistas que los descubren, indagando en la oferta del destino; como a mismos vecinos de Esquel y localidades aledañas, que deciden pasear por los senderos para acceder a nuevos puntos de vista. La distancia entre estos senderos y los barrios, es mínima; y sin embargo, las perspectivas a las que se arriba desde estos puntos panorámicos son impensadas.
Se trata de caminos que se adentran en la geografía misma del lugar y que demandan de los visitantes la toma de conciencia del valor material e inmaterial que les constituye, para generar el menor impacto posible. Un arroyo, una laguna, un bosque, el mismo centro urbano, que se ha transitado previamente, desde estos miradores naturales adquieren nuevas formas, nuevos colores, nuevos significados.
El senderismo ofrece otras maneras de conocer: más sensibles, más cercanas. Con un tiempo que corre más lento y donde cada paso ofrece nuevos desafíos. Es por eso que esta práctica tan sencilla no pierde terreno y, por el contrario, se complementa perfectamente con el resto de la oferta turística de Esquel: porque el paisaje puede ser el mismo, pero lo que cambia es la mirada.