Se produjo ayer cerca del mediodía en Trelew. En el lugar, corrieron una chapa que estaba puesta en un vidrio que habían roto el jueves pasado y tiraron algo para quemar uno de los muebles que estaba en el interior.
En diálogo con EL CHUBUT, Teresa Muñoz, directora del Jardín 451, comentó que se enteró del incendio por la portera de la Escuela 207, porque había ingresado al edificio para hacer una reparación de la puerta que tienen en común la escuela y el jardín, pero vio que salía humo y sobre uno de los laterales ubicado en la calle Trevelin vieron que se estaba quemando un vidrio de policarbonato en el escenario de la escuela.
«Ese vidrio lo habían roto el jueves y lo habían sacado. Nosotros le pusimos una chapa con un mueble para sujetarlo, pero corrieron la chapa y ahí tiraron algo para quemar el mueble, además de prenderse fuego otros vidrios que son muy inflamables y llenándose toda la escuela de humo», expresó Muñoz.
Asimismo, Muñoz indicó que nunca había pasado algo así de grave en el Jardín, pero sí anteriormente habían vulnerado la puerta y también rompieron vidrios.
«El mueble que se quemó era de una de las salas, pero quedaron cenizas y después el hollín que se desparramó por todo el anexo. Afortunadamente, los bomberos fueron precavidos porque no tiraron cantidad de agua, porque lo único que había era el mueble, por suerte el fuego no agarró las otras partes de las cortinas», explicó la directora.
En tanto, Muñoz dijo que ellos estuvieron trabajando desde las 11 hasta las 16 y que la delegación administrativa recién a partir de hoy puede dar una solución y no se logró que desde la Comisaría Tercera coloquen vigilancia en la institución.
«A través de mis gestiones personales logré que vayan con una soldadora y pongan una malla para hacer de protección y poder llegar así al lunes. La delegación se comprometió en ayudar a limpiar y reparar eso», añadió Muñoz.
Por último, la directora manifestó que este episodio, más allá de los daños materiales que esto provoca, «tanto a mí como a todo el personal lo que nos causa es mucha angustia y mucho dolor, que la propia comunidad no nos pueda acompañar, porque nosotros siempre tratamos de darle lo mejor a los chicos. Nunca nos comportamos como se comporta el barrio y entonces que no puedan valorar lo que tienen, que no puedan colaborar con la escuela, duele mucho y te hace replantear muchas cosas», informó El Chubut.