Se llama Cristian Gatica y es un joven comodorense de 30 años de edad que durante meses planificó junto a su pareja un viaje de 21 días a China, pero nunca se imaginaron que a mitad de viaje iba a desatarse un virus que tiene en vilo a todo el mundo.
Durante meses el comodorense de 30 años Cristian Gatica planificó junto a su pareja un viaje de 21 días a China, que cuenta con una cultura milenaria que genera que millones de turistas la visiten a diario. El itinerario del viaje incluía conocer las ciudades de Pekin, Shangai, Hong Kong, Guilling y XI’an, pero la epidemia de Coronavirus que rápidamente convirtió un viaje de placer y conocimiento a una travesía para poder salir del gigante asiático.
En comunicación con El Patagónico en pleno vuelo de regreso a la Argentina, Gatica detalló la situación que se vive en el país del que ahora todos buscan huir. “La situación se está complicando un poco más en China. Las ciudades en su mayoría están con todos los comercios cerrados, en algunas ni siquiera hay transporte público. Hay controles en todos lados, incluso en los supermercados”.
Gatica agregó sobre la situación del transporte aéreo y los alojamientos: “si bien el epicentro de la enfermedad es en Wuhan, están restringidos los vuelos entre todas las zonas continentales de China, por suerte los controles de temperatura son permanentes. Otros viajeros tuvieron la mala experiencia de que los hoteles les cancelaron las reservas y los dejaron en la calle prácticamente”.
A pesar de las millones de personas que viven en las distintas ciudades en todas los escenarios son sacados de una película apocalíptica con calles vacías y comercios cerrados. “Durante las dos primeras semanas no tuvimos ningún tipo de inconveniente salvo la limitación en las comunicaciones y la forma de pago (en muy pocos comercios aceptan VISA) el tiempo estipulado era de 21 días. Pero solo pudimos disfrutar 15 días, en la tercera semana tuvimos que volver de urgencia a Pekin ya que estaban cerrando los aeropuertos y teníamos bastante miedo de que no poder llegar a nuestro vuelo de regreso”, amplía su relato el ambientólogo comodorense.