La subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, indicó además en rueda de prensa que en las últimas 24 horas han fallecido ocho personas, todas en la capital, que acumula la mayoría de las 65 muertes del país.
Desde que se detectó el primer caso en Chile de la COVID-19 el pasado 3 de marzo, ya se han recuperado 1.571 personas y actualmente hay 318 pacientes con ventilación mecánica, de los cuales 70 se encuentran en estado «crítico», agregó Daza, quien aseguró que se han realizado cerca de 73.000 pruebas en todo el país.
Chile se encuentra bajo el estado de excepción por catástrofe, con toque de queda desde las 22.00 horas, con las clases suspendidas hasta mayo y con las fronteras, los centros comerciales, los cines, los restaurantes y los comercios que no sean de primera necesidad cerrados.
Los expertos esperan que el pico de contagios se dé entre finales de abril y principios de mayo, lo que ha obligado a postergar el histórico plebiscito constitucional que estaba previsto para el 26 de abril y que estaba llamado a calmar las graves protestas sociales contra la desigualdad que estallaron el pasado octubre.
El Gobierno chileno ha descartado decretar la cuarentena obligatoria en todo el territorio, como han hecho otros países vecinos con menos casos como Argentina, Colombia y Perú, y se inclina por una «cuarentena progresiva y específica», lo que significa que va confinando o liberando a distintas ciudades y barrios en función del número de contagios por kilómetro cuadrado, entre otras razones.
Hasta la fecha se mantiene la cuarentena en seis comunas de Santiago, además de otras zonas del país como Chillán, Osorno, San Pedro de la Paz o Temuco, unas medidas que afectan a casi dos millones de personas de una población total de 18.