El Ministerio de la Producción de Corrientes informó hoy que continúa con las actividades de control y monitoreo de la manga de langostas, que abarca una superficie de aproximadamente de 10 kilómetros cuadrados y que hace diez días se posó en una zona de pastizales al sur de la provincia, cerca del límite con Entre Ríos.
Éste es el primer caso de una manga de esta magnitud en 73 años que preocupa a Brasil, Uruguay y distritos vecinos.
La cartera productiva provincial precisó que en las últimas horas, un equipo del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), en colaboración con el municipio de Curuzú Cuatiá, sociedades rurales y productores, «realizaron un control terrestre» en la zona, donde se tomaron muestras de ejemplares para constatar el estado de madurez sexual de los insectos.
La semana pasada se logró reducir con fumigación alrededor de un 15% de la población y gracias a la llegada de las bajas temperaturas y la niebla de la zona, las langostas no registraron mayor movilidad.
Desde el sábado 20 de junio, cuando los insectos ingresaron a Corrientes, hasta la actualidad, no se registraron perjuicios económicos en las cosechas, dado que se instalaron en zonas de cultivos bajo cubierta o en pastizales.
Control desde el aire
En tanto, equipos de aeroaplicadores, en coordinación con el Senasa, trabajan con el objetivo de controlar la plaga.
«Las langostas se asientan de noche en grandes cantidades en un radio de entre 5 a 25 hectáreas», explicó el aeroaplicador y miembro de la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (Fearca) Guido Kindwerley.
Cuando los ingenieros del Senasa ubican la manga envían las coordenadas al aeroaplicador para hacer el tratamiento, que se realiza antes de que salga el sol, cuando la langosta está asentada.
Los especialistas explicaron que los productos que se utilizan para realizar el control son autorizados y determinados por el organismo de sanidad estatal, del mismo modo que las cantidades.
Desde el Senasa confían en el control de la plaga, que puede provocar importantes daños socio-económicos pero no afecta a la salud humana o animal.
La historia de la plaga
«Ha tomado mucha relevancia el avance de la manga recientemente hacia zonas donde no estaba en los últimos años, como Corrientes», dijo Héctor Medina, coordinador del Programa Nacional de Langostas y Tucuras del Senasa.
En ese sentido, el profesional recordó que el primer registro que existe es de 1538, cuando provocó daños en cultivos de mandioca en la provincia de Buenos Aires.
«También en 1812, durante la batalla de Tucumán, cuando contribuyó a que el ejército liderado por Manuel Belgrano venciera al español», explicó.
«Luego entró en un estado de recesión con pequeñas explosiones regionales, hasta 2015, año que resurgió con fuerza en la Argentina, se extendió en 2016, avanzó a Bolivia en enero de 2017, cruzó a Paraguay en febrero de ese mismo año, volvió a la Argentina y repitió este circuito en 2018 y 2019, en forma cíclica», afirmó Medina.
«Este año tenemos una nueva invasión pero la novedad es que avanzó al este del país, algo que no ocurría desde hace mucho tiempo», detalló el especialista.
Preocupación en las fronteras
Al ingresar a Corrientes, se encendieron alarmas en los países vecinos, Brasil y Uruguay, indicó Medina, quien consideró «difícil saber hacia dónde va la plaga».
Medina resaltó que se trata de una especie altamente polífaga, que se alimenta de cualquier material vegetal, puede dañar pasturas y pastizales pero también otros cultivos, «y en pocos minutos puede hacer un daño muy importante».
A su gran voracidad, se le suma su capacidad migratoria, que le permite recorrer hasta 150 kilómetros en un día, según la temperatura y el vient