La pequeña Candela Soledad Arrative se crió entre jinetes y caballos. Su papá, Daniel, es dueño de la tropilla “El Cencerro” y del campo de jineteada homónimo, que se ubica entre Gaiman y Dolavon.
A los 3 años se subió a un caballo por primera vez y desde entonces aprendió a montarlos, domarlos y tratarlos con amor, pero también a disfrutar de los juegos tradicionales y de jinetear petisos en las fiestas populares.
A los 4 años, en una fiesta que se desarrollaba en el campo de jineteada de Las Plumas, quiso montar por decisión propia a un caballito, y bajo la supervisión de su papá y de Jorge, su hermano mayor, también jinete, brindó un espectáculo de destreza gaucha.
Hoy Candela tiene 8 años y está amansando a un poni, que le obsequió el año pasado el tropillero, Aldo Griffiths, de Las Plumas.
Candela ama a los caballos. Y es campera. Siempre viste pilcha gaucha; bombacha, alpargatas y boina, cuando no, se le desparrama el cabello rubio mientras monta caballos.
Su papá es dueño de la tropilla “El cencerro” desde el año 1998. Por lo que Candela lleva en la sangre el arte de domar caballos. Es la más pequeña de la familia conformada por Daniel, su mamá Dalma Martínez y hermanos y hermanas mayores, Daniela, Lucía, Javier y Jorge, que siempre anda con ella. Concurre a la Escuela 101 de Dolavon y su maestra es Verónica Rivero.
Al poni, llamado Porota, lo está amansando con cosquillas para que el animal no patee o se asuste, y se le enseña a doblar y frenar, mientras se anda. Cande tiene su propio recado, sogas, riendas y rebenque.
Ha montado en los campos de jineteadas de Las Plumas, en la Fiesta del Peón Rural de Paso de Indios, en la Fiesta del Acordeón y la Guitarra, de Lagunita Salada; en Camarones y en la Fiesta de la Tropilla La Sin Querencia.
En el mundo de las jineteadas, la pequeña ya tiene su hinchada y seguidores, su papá y su hermano Jorge, marcaron el camino que eligió esta niña desde muy pequeña. Nadie “la obligó a subirse a un caballo, las veces que subió y que decidió jinetear fue por decisión de ella”, contó su papá a EL CHUBUT, para señalar que la niña sorprende a quienes hablan con ella “por el conocimiento que tiene sobre los caballos. Mi hijo Jorge y yo siempre hemos domado caballos, y ella mira y hace lo mismo desde los 3 años”, dijo su orgulloso papá, indicando que hay adolescentes montadoras, pero que Candela es la única niña pequeña de la provincia que doma caballos. Y compartió las fotos que ilustran esta historia.
Por: Zulma Díaz