En 1975 arribé a la Provincia, en el año en que se avizoraba otro quiebre institucional y se temían ya las desgracias y dolores que vinieron.
Entre 1976 y 1983 ni los jueces cumplían acabadamente con los postulados de la Constitución. Los procesos penales eran secretos como principio cuando la Constitución de 1957 exigía que el sumario fuera público, como la prueba, y el juicio oral. Seguía vigente el Código “Obarrio” que imperó en el Territorio Nacional, totalmente incompatible con las previsiones constitucionales.
Como un homenaje a los constituyentes fundadores de 1957 se organizaron las Primeras Jornadas Forenses en la ciudad de Rawson en 1979, celebradas bajo la advocación de la Constitución. En 1982 en Esquel y en 1985 en Comodoro Rivadavia, ya en democracia, se llevaron a cabo las otras ediciones. Esas Jornadas le legaron a Chubut un verdadero programa legislativo y un proyecto institucional.
En ellas nos inspiramos repetidas veces y retomando sus recomendaciones se promovió una reforma al enjuiciamiento penal concretado en 1988 –ley 3155 de entonces-. Y varios de sus postulados se inscribieron en la Constitución de 1994.
Esta reseña viene a cuento porque siento que estamos nuevamente ante una formidable degradación institucional y ahora no es responsabilidad de los usurpadores del poder sino de los partidos políticos y de los comportamientos institucionales.
Las internas han desdibujado a los partidos y sus ausencias han posibilitado pujas de poder sin principios y sin valores. La situación de la Provincia es deplorable.
Es incomprensible el endeudamiento en dólares, uno de los más altos del país, sin que se sepa su destino traducido en positivos actos de gobierno; y resulta muy doloroso el incumplimiento de las obligaciones con los empleados públicos en general y las prórrogas de las emergencias que nunca acaban y que solo se profundizan en sus efectos negativos.
Las faltas de cumplimiento de las obligaciones amenazan con llegar al punto de arrasar con la administración de justicia que es una condición de la autonomía provincial, dice el artículo 5° de la Constitución Nacional.
A ello se suman comportamientos institucionales contrarios a la letra y a la Cultura de la Constitución, estos observables también en el propio ámbito del Poder Judicial: el Ministerio Público forma parte en Chubut de ese poder.
¿Qué nos ha pasado? En 1994 alumbraba una nueva Constitución sostenida en un amplísimo consenso entre partidos. Ella ha dotado a la Provincia de instituciones cultas, pero ella solo puede vivir a través de los comportamientos de los partidos, de las dirigencias en general, de sus universitarios, en fin, del pueblo todo.
¿Estaremos a tiempo de cambiar de rumbo y apostar de nuevo al consenso en las grandes ideas y a la vergüenza como condición para ejercer cargos públicos?
Por: José Raúl Heredia