Los testeos y la búsqueda de contactos estrechos de infectados por coronavirus deberán continuar una vez que se atenúe la fase aguda de la pandemia, una etapa en la que será clave el uso de aplicaciones digitales que reemplacen el rastreo manual para lograr una mejor utilización del recurso humano, advirtió un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El relevamiento, difundido durante un reciente seminario virtual organizado por el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), destaca que el testeo y el rastreo de contactos casa por casa es una acción «muy invasiva y consume un mayor recurso humano», según explicó a Télam Florencia López Boo, economista integrante de la División de Protección Social y Salud del BID.
En este aspecto, aseguró que cuando finalice la etapa aguda de la pandemia «las aplicaciones de rastreo digital serán muy útiles para salvar vidas», aunque supeditó este éxito a que sea «suficiente la cantidad de gente que la utilice».
«Incentivar el uso de estas aplicaciones es clave para la nueva normalidad», señaló López Boo y dio a conocer un estudio del BID que remarca los comportamientos sociales en América Latina en relación a que la gente baje a sus dispositivos móviles estas aplicaciones.
El reporte asegura que el sistema digital de rastreo «sólo funcionará si lo baja el 80% de la población, por lo que hay que incentivar a la gente a tener esta app en sus dispositivos».
El sistema digital de rastreo «sólo funcionará si lo baja el 80% de la población, por lo que hay que incentivar a la gente a tener esta app en sus dispositivos»
En este aspecto, el estudio menciona que » en diez países de Latinoamérica se hizo una encuesta en la que la gente respondió que aceptaría la aplicación si se encuentra automáticamente en su celular con la posibilidad de desinstalarla después. Si se deja a la gente instalarla voluntariamente, el porcentaje será menor».
Y comparó, en este sentido, la política de trasplante de órganos que rige en varios países, incluso en la Argentina, que indica que toda persona se convierte en donante salvo que expresamente afirme lo contrario
López Boo aseguró que el BID también realizó un estudio sobre los mecanismos de comunicación que deberían tener los gobiernos para que la gente continúe con las medidas de distanciamiento, uso de barbijo y elementos de higiene, aún cuando la cantidad de casos disminuya.
Para ello, citó una encuesta realizada en San Pablo, Brasil, en la que se mandaron 75.000 mensajes de texto y se les dio a los encuestados cinco opciones por las que deberían continuar con la aplicación de estas medidas.
La primera apelaba al deber cívico de la gente y se enfatizaba el cuidado a familiares y seres queridos para aplicar las medidas de prevención del coronavirus.
La segunda promovía la continuidad de las medidas porque «muchas personas hacen el esfuerzo».
La tercera, a las normas sociales mediante la cuales si muchas personas se quedan en casa cada uno debe hacer su parte.
La cuarta opción apuntó a la «reciprocidad», que habla sobre «el personal de salud que arriesga su vida», y la última alternativa referenciaba a la «percepción de riesgo».
«Sorprendentemente, la mayor cantidad de personas respondió que continuaría con la prevención frente al coronavirus por el deber cívico de proteger a sus familiares y seres queridos», destacó López Boo.
La economista, que trabaja en proyectos de desarrollo infantil y de reducción de la pobreza, dijo que este estudio «nos dice muchas cosas sobre la cultura latinoamericana, ya que en una reciente conferencia en Estados Unidos, donde se expusieron datos de relevamientos en Europa, se colocó a la «percepción de riesgo» como el factor que más gravitaría para la continuidad de las medidas anti Covid».