La mayor cantidad de ataques de estos peces de dientes filosos, de la familia de las pirañas, se produjeron en la tarde de ayer en las playas de Miguel Lanús, donde el Municipio y la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) están acondicionando una franja de arena de más de un kilómetro que promete ser la vedette del verano en la capital misionera.
También se registraron ataques de palometas en la playa de El Brete, la más céntrica, y en las playas no habilitadas de la localidad de Candelaria a unos 20 kilómetros de Posadas.
Las playas sobre el río Paraná son deaguas oscurasy cuando un bañista tiene el agua por las rodillas o la cintura, es imposible ver lo que sucede en el fondo o los peces que se acercan.
Como resultado de estos ataques, una mujer embarazada de 23 años que se refrescaba en El Bretetuvo que ser asistida en el hospital René Favaloro. En Miguel Lanús, de la zona Sur de la ciudad, la Policía informó de seis ataques reportados, aunque ninguno tuvo que ser hospitalizado. En tanto, en la vecina localidad de Candelaria un chico de 13 años también fue asistido en un centro sanitario, pero en su caso debido a la picadura de una raya.
No atacan deliberadamente
Los expertos afirman que los ataques de las palometas no están vinculados a una necesidad de alimentarse, sino a un aceleramiento del metabolismo debido al calor como también a un comportamiento de defensa de su espacio territorial.
«Las palometas no atacan a la gente deliberadamente, a veces cuando hay muchas personas en el río y se tira comida al agua, en la confusión pueden morder a alguien», explicó Nicolás Eizmendi, ex director de Playas de la Municipalidad de Posadas durante la gestión de Joaquín Losada.
El río Paraná puede recibir peces que viven en lagunas y por los desbordes se quedan sin oxígeno y van a parar a los grandes ríos, explican los especialistas. En el río Paraná viven tres especies de palometas, todas de la misma familia que las pirañas del Amazonas.
En Posadas, los ataques con palometas en la costa del río Paranáson tan nuevos como las mismas playas, que se fueron inaugurando en los últimos ocho años.
Estas playas artificiales, distribuidas en distintos puntos de Posadas, van creciendo en cuanto a su infraestructura y extensión a medida que se terminan las últimas obras complementarias que realizó la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), para compensar a la capital misionera por el daño que provocó la subida del río a cota 83 (sobre el nivel del mar), necesaria para alimentar a la principal generadora de energía del país.
Por el cierre de las fronteras y el Coronavirus, se espera que hayauna explosión de bañistasposadeños en la temporada 2021. Este verano se aplican protocolos para intentar asegurar la separación de las personas en la arena, que consiste en una burbuja social (un círculo donde pueden ingresar hasta 6 personas) y la exigencia de utilizar barbijos en las áreas comunes.
(La Nación)