El Club Atlético Banfield cumplirá este jueves 125 años de vida institucional y deportiva en los que fue desgranando hitos que, para bien o para mal, hicieron huella en el fútbol argentino, tanto porque fueron los primeros como porque varios de ellos siguen siendo únicos a lo largo de la historia.
Como en todos los órdenes de la vida, su discurrir no solamente se compone de aciertos y alegrías, sino que se completa con errores y sinsabores, desde los pecados de juventud que hacen tropezar dos y hasta tres veces con la misma piedra, hasta abrazar logros que se alcanzan solamente con el empuje y la fuerza de voluntad de los humildes.
Banfield fue fundado el martes 21 de enero de 1896 por un grupo de trabajadores ferroviarios británicos y puso en marcha su locomotora en el fútbol grande con la consagración en la Copa de Honor Municipalidad de Buenos Aires en 1920, plena época del amateurismo, ganándole por 2 a 1 la final a Boca Juniors, aunque desde el club de la Ribera todavía discuten la legitimidad de aquella primera conquista.
Aquel certamen comenzó en 1920 pero se definió en enero de 1921, exactamente como acaba de ocurrir un siglo después con la Copa Diego Armando Maradona, que se inició en 2020 y finalizó hace pocos días, ya en el primer mes de 2021, y también ante el mismo rival, Boca, que otra vez no pudo vencerlo y aunque se terminó quedando con el título, recién pudo hacerlo por la resolución de tiros penales, tras igualar 1 a 1.
El reclamo de Boca obedecía a que a fines de ese 1921 Banfield se desafilió de la por entonces Asociación Argentina de Football que organizaba el certamen en aquellas épocas del amateurismo y entonces debería perder el derecho a ese título.
Pero una década después comenzó el profesionalismo, en 1931, y 20 años más tarde Banfield empezó su derrotero de registros históricos, tanto por los hechos duros como por esas epopeyas románticas que lo llevaron, por ejemplo, a ser considerado por la totalidad de la prensa de entonces como el primer y único «Campeón Moral» del fútbol argentino en 1951, cuando un «enjuague reglamentario» de AFA le impidió coronarse y dejar el título en manos de Racing.
El ya llamado «Taladro» por el gran equipo que había construido en 1940 el presidente Florencio «Lencho» Sola, que simultáneamente ese mismo año inauguró el estadio banfileño que hoy lleva su nombre, terminó primero en ese campeonato de 1951 junto con Racing, pero por mejor diferencia de gol debía ser ungido campeón.
Sin embargo la AFA, previendo esa definición, cambió esa reglamentación tres fechas antes de que finalizara el certamen y obligó a un desempate que tras dos juegos se terminó llevando la «Academia» al ganar 1-0 con gol de Mario Boyé. Los diarios de entonces se pusieron del lado del humilde Banfield con el que decían que simpatizaba Eva Duarte, mientras que Juan Domingo Perón, señalaban, era de Racing.