Fue un trabajo en conjunto de Fundación Hospitalaria y el Hospital Italiano de Buenos Aires. Exitosa intervención cardíaca fetal de alta complejidad.
Obstetras, cardiólogos, neonatólogos, anestesiólogos, hemodinamistas e instrumentadores participaron de un procedimiento quirúrgico poco frecuente que sólo se realiza en 15 centros en todo el mundo.
La paciente de 32 años, quien cursaba el octavo mes de embarazo, no tiene cobertura médica y fue derivada desde un hospital público para la realización de una práctica quirúrgica de alta complejidad y difícil resolución.
Para que la intervención resultara exitosa fueron muy importantes tanto el diagnóstico oportuno -realizado por el cardiólogo infantil, doctor Esteban Vázquez-, como la logística de traslado de la paciente desde la ciudad de La Plata.
Una innovadora cirugía fetal para el diagnóstico de espina bífida
Cómo se gestó la intervención
El diagnóstico era “estenosis aórtica crítica”. Este trastorno constituye el tres por ciento de las cardiopatías congénitas y representa una de las afecciones de posible tratamiento prenatal en casos seleccionados.
“Consiste en una obstrucción severa a la salida del ventrículo izquierdo hacia la aorta. Afecta el flujo normal de la sangre por el corazón. Sucede cuando el lado izquierdo del corazón del bebé no se forma correctamente mientras se desarrolla durante el embarazo”, explica a Con Bienestar Pablo Marantz (M.N. 54.461), director médico de Fundación Hospitalaria y cardiólogo infantil.
Los progresos en la tecnología son claves. En la actualidad, una técnica concreta y segura para la madre permite solucionar este problema. De todas formas, el procedimiento exige un alto grado de preparación y un equipo multidisciplinario integrado por profesionales de distintas ramas de la medicina.
“Si no se detecta, el bebé nace con hipoplasia del ventrículo izquierdo, es decir con un ventrículo único”, advierte el médico. En estas condiciones, el músculo cardíaco no puede desarrollarse correctamente y acaba perdiendo la capacidad de bombear sangre.
La mayoría de los niños que sufren esta clase de problemas mueren antes de nacer, y los que sobreviven al parto difícilmente superan las 24 horas de vida.
La clave del trabajo en equipo
“La intervención duró una hora y media. Se realizó mediante una aguja que se introdujo en el abdomen materno para llegar al feto. A través de ella se inserta un catéter balón con el cual se dilata la válvula aórtica”, detalla Marantz. Toda esta precisión es posible gracias a una instrumentación especial.
La intervención también contó con el aporte profesional de Sofía Grinenco, Mercedes Sáenz Tejeira, Lucas Otaño, Horacio Aiello, Maximiliano Arias, Sol Valese, José Luis Pibernus, Vitorio Lucini, Miguel Micheli, María Junes; y las instrumentadoras Romina Iannone e Ingrid Nawrot.
“Quiero agradecer especialmente, en tiempos de pandemia por COVID-19, la colaboración y el trabajo en equipo de ambas instituciones para ofrecer cirugía cardíaca de alta complejidad y así mejorar el pronóstico del paciente”, agrega Marantz.
La intervención se hizo el pasado 18 de diciembre y se espera que el bebé nazca en febrero.
TN