Su nombre es sinónimo de éxito en la Fórmula 1 y su figura, una leyenda viva del automovilismo mundial. En sus casi veinte temporadas en la categoría reina, corrió con cuatro equipos y se coronó campeón con dos, pero sus años de mayor gloria los vivió a bordo del monoplaza rojo de Ferrari, con el que hizo historia. Michael Schumacher, que este domingo cumple 52 años mientras sigue recuperándose del accidente de esquí que sufrió el 29 de diciembre de 2013, conquistó con la escudería italiana cinco de sus siete títulos mundiales -de forma consecutiva entre 2000 y 2004- y 72 de sus 91 victorias. La primera fue en España en junio de 1996 y la última, en China en 2006. Las dos carreras tuvieron un denominador común, la lluvia, que terminó siendo una aliada del alemán.
Schumacher desembarcó en Ferrari ya con dos títulos en sus vitrinas -se había coronado en 1994 y 1995 con Benetton- y con la ilusión de cortar una larga sequía del equipo italiano, que no consagraba a un piloto en la F1 desde 1979, año en el que había ganado el sudafricano Jody Scheckter. Y no tardó en subirse por primera vez a lo más alto del podio de un Gran Premio.
Fue el 2 de junio de 1996, en el circuito de Catalunya y por la séptima fecha del campeonato. En las primeras citas de esa temporada, el alemán había terminado tres veces entre los mejores -tercer lugar en Interlagos y segundo en Nürburgring y San Marino- y había abandonado en Australia, Argentina y Mónaco, justo en la fecha previa y también sobre una pista mojada. Pero en España, firmó para muchos una de sus mejores carreras en la máxima categoría y celebró su primer triunfo con Ferrari.
El dominio que ejercían los Williams desde el comienzo de ese campeonato se hizo evidente en la clasificación, en la que Damon Hill y Jacques Villenueve, los pilotos de la escudería británica, fueron los más rápidos. Schumacher consiguió el tercer mejor tiempo. Sin embargo, el domingo, bajo una fuerte lluvia, el alemán fue el gran protagonista.
En el arranque de la prueba, perdió terreno y cayó hasta el séptimo lugar. Pero fue remontando y en el 12° giro se robó el liderazgo, y ya no lo soltó. Tan superior fue Schumacher en el trazado español que cruzó la meta con 45 segundos de ventaja sobre el francés Jean Alesi (Benetton), quien fue segundo. Villenueve terminó tercero a 48 segundos del ganador. Hill abandonó tras despistarse en la décima vuelta.
Schumacher había anticipado su victoria antes de la largada. «Hoy ganamos nosotros. Sentí el coche en mojado como si estuviera en seco», le había dicho a Ignazio Lunetta, quien era por entonces su ingeniero de carrera.
Ese fue el primer festejo del alemán con Ferrari y el primer capítulo exitoso de una relación que marcó la historia de la Fórmula 1. Cuatro años más tarde, Schumi conseguía el gran objetivo: coronarse campeón con la escudería italiana por primera vez. «Ese día, en el podio, le dije que nuestra vida en competición nunca sería la misma», comentó hace unos años Jean Todt, quien fue su jefe de equipo en Ferrari.
Los años gloriosos del Káiser en la Scuderia recién comenzaban. Lo sabía Todt, pero el alemán no estaba tan seguro. Así lo contó el mismo empresario francés cuando Schumacher fue inducido al Salón de la Fama de la FIA en 2017.
«Cuando acabó la temporada 2000, en la que fue campeón, e iba a empezar la 2001, me hizo una pregunta bastante tímido. Porque es un tipo tímido, parece arrogante pero no lo es. Me preguntó si le permitiría hacer algún test en Fiorano para asegurarse de que aún podía pilotear bien. Acababa de ser campeón, pero estaba lleno de dudas, como siempre, incluso sobre si era un buen piloto o no», comentó Todt, actual presidente de la FIA.
Y, en todo de broma, cerró: «Le dejé hacer el test… y no lo hizo nada mal».
En los años siguientes, Schumacher se cansó de hacer historia con Ferrari. En 2003 superó el record de cinco títulos de Juan Manuel Fangio y en 2004 estableció la marca de siete, que recién pudo alcanzar este año Lewis Hamilton. Llegó a las 65 pole positions, los 154 podios (sumaría uno más en 2012 con Mercedes) y las 76 vueltas rápidas (se retiró con el record de 77, contando la que consiguió también en 2012). Y firmó 91 victorias, una estadística en la que recién fue superado en este 2020 por Hamilton. La última la consiguió el 1° de octubre de 2006 en Shanghai.
El último triunfo
Schumacher llegó a la cita en el autódromo chino en plena pelea por el título con Fernando Alonso, estrella de Renault, que lo aventajaba por apenas dos puntos en el campeonato. Y al igual que había ocurrido en aquel primer triunfo con Ferrari poco más de diez años antes, en Shanghai también la lluvia terminó jugando un rol en el festejo del alemán.
Win number 9️⃣1️⃣
A formidable, near-unbeatable feat, achieved #OnThisDay in 2006 by the great Michael @schumacher ?
Watch highlights from an absolute classic in Shanghai!#F1 @ScuderiaFerrari
— Formula 1 (@F1) October 1, 2020
Porque tras una clasificación en pista mojada, en la que Alonso y su compañero, el italiano Giancarlo Fisichella, fueron los más veloces y Schumi se tuvo que conformar con el sexto lugar, fue clave la estrategia del alemán y Ferrari en una final que comenzó con pista húmeda por la fuerte lluvia que cayó minutos antes de la largada.
En el arranque, Alonso se hizo con la punta y Schumacher comenzó a escalar posiciones hasta quedar en el tercer lugar. Entonces comenzó a presionar a los de Renault. En la primera entrada a boxes, cerca de la 20ª vuelta, el alemán decidió conservar los mismos neumáticos con los que había comenzado la prueba y Alonso cambió solo los delanteros, que se habían desgastado a medida que el piso se había ido secando.
Tras el cambio, el español empezó a ver como se iba desvaneciendo la ventaja de 20 segundos que había sacado a sus perseguidores. Y en el 35° giro, volvió a entrar a los pits para que le colocaran las gomas secas. Pero un problema en la tuerca de una de sus ruedas hizo que la parada durara unos 19 segundos, lo que le costó el primer lugar. Cuando volvió a pista, estaba cuarto.
Schumacher quedó segundo detrás de Fisichella. Finalmente lo pudo pasar luego de que el italiano se abriera mucho en una curva, con los neumáticos fríos, tras hacer su segunda parada en boxes para cambiar las gomas casi al mismo tiempo que el alemán.
Alonso remontó y se colocó segundo, pero poco pudo hacer ante Schumacher, que cuidó el liderazgo y terminó cruzando la meta poco más de tres segundos antes que el español. Con el triunfo, los dos quedaron igualados en puntos en el campeonato. Pero el de Renault ganó la fecha siguiente en Japón y fue segundo en Brasil, la última cita de la temporada, y se coronó campeón.
Para Schumacher, ese triunfo en Shanghai fue el último de su carrera en la categoría reina. Una semana antes, en Italia, había anunciado que se retiraría de la F1 cuando finalizara el campeonato. «Todos estos años en la Fórmula 1 han sido maravillosos», había dicho el alemán, como anticipo del final de su carrera.
Volvió cuatro años más tarde, para correr tres temporadas con Mercedes. Aunque con el equipo británico no brilló como lo había hecho en Ferrari. Con la escudería italiana vivió sus mejores años y escribió su nombre en los grandes capítulos de la Fórmula 1.
El accidente que cambió su vida
Retirado definitivamente desde 2012, el 29 de diciembre de 2013, Schumacher protagonizó un accidente mientras esquiaba con su hijo Mick en Meribel, en los Alpes franceses. Ese día, se cayó y se golpeó la cabeza contra una roca. El casco que llevaba puesto le salvó la vida, pero no pudo impedir que sufriera serias lesiones cerebrales. Desde entonces, su estado de salud es una incógnita.
Tras una primera internación en la Clínica Universitaria de Grenoble (Francia), donde estuvo en coma inducido seis meses, y un paso por el Hospital Universitario de Vaud en Lausana, el ex piloto fue trasladado en septiembre de 2014 a su casa de Suiza, donde sigue recuperándose.
La mansión fue adaptada especialmente para darle las atenciones médicas que necesita y para mantener en secreto las novedades sobre su evolución y su recuperación.
Con un absoluto hermetismo desde su círculo íntimo, casi nada se sabe sobre el verdadero estado de salud del Káiser. Jean Todt es uno de los pocos que suele visitarlo, pero el presidente de la F1 poco revela sobre su amigo, a pedido de la familia.
«Soy muy discreto sobre este tema, en la medida en que sabemos que Michael tuvo un accidente muy grave en 2013 y lamentablemente tuvo grandes consecuencias. Desde entonces, ha sido tratado para poder volver a una vida más normal», comentó el francés a principios del mes pasado.
El último comunicado oficial se dio hace exactamente un año, en el festejo de su 51° cumpleaños. «Pueden estar seguros de que está en las mejores manos y hacemos todo lo posible para ayudarlo. Por favor, entiendan que seguimos los deseos de Michael y que mantenemos un tema tan delicado como la salud, como siempre lo ha sido, en privado», escribió en ese momento su esposa Corinna.
Celebrating Michael’s birthday by sending out warmest wishes to everybody for a happy and healthy new year! ? #TeamMichael #KeepFighting pic.twitter.com/pLvPJj9rSA
— Michael Schumacher (@schumacher) January 3, 2021
Hace dos semanas, la mujer del heptacampeón recibió un reconocimiento de la FIA en nombre de su marido, pero se cuidó de no comentar sobre su salud. «Simplemente, le gustaba correr. Él no necesitaba un empujón extra. Siempre tuvo una motivación grande para todo porque le gustaba mucho correr», comentó.
Este domingo, en la cuenta oficial de Twitter del alemán, que es manejada por su esposa y por su representante y mano derecha, Sabine Kehm, se compartió una foto del ex piloto con la leyenda: «Celebramos el cumpleaños de Michael enviando los más cálidos deseos a todos por un feliz y saludable año nuevo».
Fuente: Clarín