Si había alguien que no podía estar al lado de una familia que recientemente perdió un hijo en manos de un médico que manejaba borracho y a alta velocidad; es un funcionario como el subsecretario Federico Pérez Mariani, que en agosto del año pasado destruyó en una noche de excesos un vehículo oficial presuntamente drogado y borracho y que por poco no provocó una tragedia; pero como cereza del postre, su jefe, el mismo Massoni se habría encargado de hacer todo lo posible para protegerlo.
El ministro de Seguridad habría amenazado con sanciones, al personal de APSV que estaba haciendo controles esa noche y le tocó hacer el informe del siniestro vehicular que protagonizó Mariani.
Massoni también habría hecho todo lo posible para que no trascienda lo de su hombre de máxima confianza, pero ya era tarde, las redes sociales ya hablaban del hecho y pronto los medios de comunicación tomaron el guante, informando también del suceso.
El ministro de Seguridad ni siquiera salió a hablar públicamente sobre lo que había sucedido,no salió haciéndose el promotor de seguridad vial como siempre suele hacer, dándole sermones a la gente sobre lo importante que es conducir de forma responsable y advirtiendo con dureza a los conductores sobre la tolerancia 0 de alcohol en sangre; todo como si tuviera suficiente autoridad moral como para hablar de esos temas cuando en su gabinete habría protegido a su mano de derechapor ocasionar el siniestro.
Ahora el ministro, con el rostro tieso, se le ocurrió recibir a la familia de Ronald para hacer política con el trágico suceso y así levantar como sea su imagen en continuodetrimento.
Sin dudas, el ministro Federico Massoni se toma muy enserio la problemática social y delictiva a la hora de incorporar a su equipo gente “especializada” en todos los ámbitos pertinentes: tiene a un subsecretario “experto” en accidentes viales (Federico Pérez Mariani), un subjefe de policía que comía asado con un narcotraficante y por ende nos podría obnubilar con su conocimiento (Néstor “tero” Gómez Ocampo), un director de seguridad especialista en la “privación de libertad por deporte” o en su jerga: la detención de “chimangos” (Paulino Gómez); entre otros ejemplares eruditos.
Le costaría creer a cualquier foráneo de la provincia si le dijéramos que toda esa “crema”estaba presente junto a la familia de Ronald Guerra, en una reunión convocada por Massoni que tuvo como objetivo mas que otra cosa, la de embellecer su imagen alicaída con un tema tan doloroso como éste.
1- Subsecretario Federico “rompe-autos” Pérez Mariani
2- Comisario Paulino “Chimango” Gómez
3- Comisario Gral. Néstor “tero” Gómez Ocampo
Nos queda imaginar cómo reaccionaban los músculos faciales de Mariani cuando los padres de Ronald expresaban su impotencia por el médico Nicolás Suganuma, reclamando que quién le quitó la vida a su hijo manejaba borracho y con exceso de velocidad.
Ni hablar como se habrá puesto también, si tuvo la oportunidad de oir de la familia que el poder estaría protegiendo a Suganuma para que no vaya preso, ¿Se habrá sentido identificado con ese lado del mostrador?