Claudia y sus hijas llegaron vestidas con remeras que decían «Justicia por Dios», mientras avanzaban con una bandera que pedía «Condena social y judicial para los culpables».
Por otro lugar también ingresaron a la Plaza de la República otra expareja de Diego, Verónica Ojeda, junto al pequeño hijo de ambos, Diego Fernando, y su actual esposo, Mario Baudry.
También se hicieron presentes exfutbolistas muy cercanos a Maradona como el exarquero Sergio Goycochea y el exdelantero Claudio García.
E inclusive otras personas que estuvieron muy ligadas a Diego en su época de esplendor deportivo y no tanto, como el empresario «de la noche» Carlos Fierro Viera, quien interrogado por Télam destacó que había llegado «por cuenta propia», y que estaba «muy emocionado porque con Maradona se cometió una injusticia. Por eso vine», remarcó.
Claudia, Dalma y Gianinna, que llegaron exactamente a las 18, la hora prevista para el comienzo de la marcha que no fue tal, no pudieron ver entonces la profusión de banderas colgadas sobre las rejas que rodean al Obelisco porteño con inscripciones que tenían destinatarios muy claros.
LOS SEÑALADOS
«Morla, Stinfale, Luque, Oliva, traidores, ni olvido ni perdón», junto a una camiseta de Maradona de la selección argentina dibujada con el número 10, estaba firmada por la agrupación «Diego Vive».
«Justicia por Dios», firmó el grupo Navidad Maradoniana, y ¡¡¡¡Justicia por Pelusa¡¡¡, Agrupación Los Cebollitas.
Otra de «Diego Vive» le volvía a apuntar al abogado de Maradona, Matías Morla, con suma dureza: «Morla, tu condena es social, no tenés perdón de Dios».
Y parangonando a uno con otro, otro texto suscripto por «Los Pelusa» apuntaba: «No tienen perdón de Vos. Al Diego todo, al enemigo ni justicia».
«La camiseta es como un Dios, porque soy bostero y lo llevo en el corazón», rezaba otra bandera que, como las demás, estaban colgadas de cara a la avenida Corrientes, y otra con escudos de Independiente que señalaba «Diego no murió, lo mataron. Justicia y condena a los culpables. Todos al Obelisco. Justicia por Diego».
Y mientras algunos aprovechaban para vender souvenirs de Maradona como camisetas con su cara o la Copa del Mundo a 600 pesos, gorritos a 350 y banderas grandes a 500, Claudia, Dalma y Gianinna se introducían en el Hotel Presidente, sobre Avenida Cerrito, que está destinado a la atención de pacientes de Covid-19, pero no entrando por su puerta principal sino por el estacionamiento, donde retiraron sus autos.
Y desde allí fueron partiendo todas ellas, lo mismo que los mencionados Goycochea con su esposa Ana Laura y el «Turco» García, todos en diferentes vehículos.
Pero simultáneamente, y cuando todavía no había transcurrido ni una hora desde el momento de la convocatoria, seguía llegando gente a la zona del Obelisco, cortando la Avenida 9 de Julio a la altura de la Avenida Córdoba, pero ya no tendrían oportunidad de escuchar la palabra de Claudia, Dalma y Gianinna, testigos fieles y acompañantes de los mejores, y peores viejos tiempos de la vida de Maradona.
Fuente: El Patagónico