Funcionarios municipales se reunieron con propietarios de salones de eventos de la ciudad, servicios de catering, DJ’s, iluminadores, mozos y otros rubros, para analizar nuevos protocolos que garanticen la continuidad de las fuentes laborales de las que dependen alrededor de 1.000 familias de la ciudad.
Se estudió la posibilidad de habilitar eventos controlados, con reducción de capacidad y otras medidas preventivas que se adapten a la actual situación epidemiológica.
«Es un sector que se encuentra afectado por el decreto provincial que establece restricciones a ciertas actividades. Ellos plantean la necesidad imperiosa de poder trabajar, dado que es el único sustento con el que cuentan, tomando en consideración que las confiterías y los restaurantes funcionan con protocolos habilitados», explicó el titular de Inspecciones Generales del Municipio, Héctor López.
El funcionario aseguró que estos hacedores culturales se comprometen a «respetar los protocolos, con cantidad reducida de personas, haciéndose cargo de cualquier situación que se pueda producir».
López detalló que uno de los argumentos presentados por el sector es que ciertas celebraciones como cumpleaños y casamientos, al no estar habilitadas, «migran hacia la clandestinidad» y se realizan sin ningún tipo de controles, perjudicando a mucha gente que necesita de esta actividad para subsistir y que podrían realizarla «en lugares más adecuados, con medidas de cuidado y la posibilidad de ser fiscalizados».