Reinventarse en procesos de crisis es la clave. Se trata de apostar al ingenio y asumir los costos que proponen los desafíos. Y creer en la creatividad personal. Frente al complejo escenario económico que atraviesa Trelew -el contexto se agravó con la pandemia del coronavirus-, muchos vecinos apostaron al comercio público y periódico como método de subsistencia.
La feria del barrio San Martín de Trelew ya alcanzó los 600 puestos de venta. Aunque en jornadas soleadas, de clima cálido, los feriantes llegan a 800. Son datos que sorprenden y visibilizan la necesidad de una ciudad, que como otras,
genera las condiciones para el autosustento, desde la promoción individual de productos de primera o segunda necesidad.
La feria funciona en un gran playón vecinal, pero ante la demanda de puestos se anexaron espacios públicos lindantes para generar un centro comercial improvisado, donde confluyen todos los rubros.
«La idea es poder ampliar el lugar para que todos puedan vender, porque nos resulta chico», comentó a EL CHUBUT Manuel Cheuque, vicepresidente de la comisión directiva que regula la feria. Si bien las gestiones «no fueron hechas porque funcionamos en un sitio cedido por el Municipio, hay pedidos de extensión del espacio que quedaron truncos».
Más allá de las limitaciones «nos organizamos entre todos para poder funcionar sin sobresaltos, y que todos tengan posibilidades de comercializar porque son muchas familias que necesitan», expuso el dirigente.
DESBORDADA
«Cuando el espacio se satura, se alcanza los 800 feriantes», afirmó el feriante. «Primero por necesidad, y segundo cuando el tiempo acompaña se transforma en un hormiguero», señaló.
De todos modos, «los puestos ya son fijos, no puede ingresar nadie más. Hubo personas que se jugaron y llegaron en pandemia, que son los que continúan. A eso se agregan otros feriantes y manteros de otras ferias».
Los lugares se alquilan. «El costo por mantero ronda los 60 pesos, y el toldo alrededor de 200 o 250 pesos por día, de acuerdo al tamaño», detalló Cheuque.
La feria San Martín funciona de 8 o 9 hasta las 19, los sábados, domingos y feriados.
«Los días de semana no operamos porque debemos dejarle el playón en condiciones al vecino, debido a que la gente viene a hacer actividad física. Pero el lunes ya queda el playón a disposición de la gente para otros usos», concluyó.