Desde hace meses Argentina atraviesa una profunda sequía que está afectando a todo el país con mayor incidencia en las principales zonas agrícolas productivas. Según un monitoreo realizado por especialistas de distintas instituciones nacionales que integran la Red de Organismos Científico Técnicos para la Gestión del Riesgo de Desastres (GIRCyT), el área en sequía se incrementó en cerca de 10 millones de hectáreas a nivel país durante agosto y de no llover en los próximos días la situación podría agravarse, complicando así no solo a la campaña de trigo en marcha sino a las proyecciones de la próxima siembra de soja, dos cultivos claves para el ingreso de divisas y la economía local.
De acuerdo con el relevamiento de la Red GIRCyT, los factores de riesgo afectan un área de 126.583.782,18 hectáreas -el 75% del área agrícola nacional- y un stock de 10.791.580 cabezas de ganado bovino. Según el último relevamiento de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires en el caso del trigo, a la escasez de lluvias y las heladas alternadas con temperaturas altas, se suman la aparición de focos de plagas y enfermedades. En consecuencia, el 34,3 % del área en pie presenta condición de cultivo regular/mala y el 46,2 % mantiene una condición hídrica regular/seca.
Hasta el momento, a partir de la caída de rindes del trigo y la imposibilidad de refertilizar el cultivo se estima que el saldo exportable caería más de 3 millones de toneladas, lo que representa una merma en ingresos de poco más de u$s500 millones. Este escenario sería hasta el momento quizás el más benévolo, porque la caída productiva puede ser todavía peor en el corto plazo. Para el fin de semana pasado estaban pronosticadas precipitaciones que finalmente llegaron de manera escasa y difusa. Es por eso que los próximos días serán claves para entender cómo sigue el panorama. Las últimas proyecciones prevén que la cosecha de trigo sea de alrededor de 17,7 millones de toneladas, versus 23 millones de toneladas del ciclo anterior.
Soja
En lo que respecta la soja, a pesar de que actualmente los productores están vendiendo fuerte los granos que tenían en sus silos de la mano del incentivo impuesto por el Gobierno de un tipo de cambio diferencial de $200, lo cierto es que la preocupación es grande en cuanto a la próxima campaña de la oleaginosa. Este no es un dato para nada menor porque de este cultivo depende gran parte la economía argentina y solo este año significaría ingresos por más de u$s23.000 millones.
La precampaña de soja, es decir la venta de insumos para la próxima siembra de la oleaginosa avanza a ritmo muy lento, ya que los productores están todavía evaluando los pasos a seguir en un contexto de sequía, estimando cuánta tecnología utilizar y qué ventana de siembra es la más conveniente para no perder rindes.
Según proyecciones realizadas por el consultor Néstor Roulet, producto de la sequía y la incertidumbre económica, en 2023 ingresarían u$s3.300 millones menos que en el actual ciclo. En esa cuenta el consultor suma la caída de rindes del trigo, la cosecha de maíz y las pocas hectáreas que sumaría la siembra de soja.
Este es el tercer año consecutivo que Argentina atraviesa el fenómeno climático La Niña, que significa menos lluvias en la zona núcleo, y por el momento las proyecciones no son para nada alentadoras porque los climatólogos adelantan que el escenario podría prolongarse al menos durante el primer trimestre del año próximo, afectando así a la soja y al maíz.
Por último, el factor precios es otra de las claves a tener en cuenta en el mediano plazo. Durante este 2022 los altos valores de los commodities compensaron en cierta medida el impacto de la sequía pero a partir del próximo año, o más bien de la próxima campaña de soja, la situación podría no ser igual y el impacto en el ingreso de dólares será todavía mayor, publica Ámbito Financiero.