Los yacimientos petroleros de Chubut siguen en un proceso de estancamiento y retroceso productivo. Los niveles de extracción de crudo Escalante no remontan y en los primeros siete meses del año se perdieron 379 mil barriles. La Cuenca del Golfo San Jorge perdió en conjunto 747 mil barriles, mientras que la Cuenca Neuquina atrapó toda la atención de las petroleras subiendo su producción 33,3 millones de barriles. Con la continuidad de los altos precios del petróleo y los subsidios estatales se ahondaría la parálisis y una nueva crisis amenaza a la provincia.
El panorama petrolero se vuelve cada vez más complejo y preocupante para Chubut. La extracción de crudo Escalante no logra salir del estancamiento y por el contrario muestra un declive que impide que la provincia aproveche la suba del precio internacional.
Los datos de la Secretaría de Energía mostraron que en julio la producción petrolera en Chubut solamente aumentó 0,2% y apenas se sumaron 10 mil barriles respecto de lo producido en el mismo mes de 2021.
Más allá de la supuesta paridad reflejada en julio, lo alarmante son los 379 mil barriles que se perdieron a lo largo de los primeros siete meses del año.
Claro que el retroceso no se inició este año, sino que vino proyectándose durante todo 2021. Tras la pandemia la producción petrolera chubutense nunca recuperó los niveles anteriores al Covid.
Durante 2021 se dejaron de producir 1,3 millones de barriles; en 2020 con la pandemia la merma había sido de 2,3 millones. Si en la actualidad se comparan los niveles productivos con los de 2019, solamente en los primeros siete meses del año se dejaron de extraer 2,4 millones de barriles.
Menos regalías
Para Chubut este impacto es completamente regresivo, no solamente porque se pierden puestos de trabajo y se contrae la actividad económica, sino porque especialmente la provincia pierde la posibilidad de incrementar la recaudación por regalías.
Los precios internacionales del crudo están lo suficientemente elevados como para que el impacto en las regalías por ahora no sea devastador, pero indudablemente está impidiendo que ingresen más fondos al Estado provincial y por ende hay menos recursos para obras de infraestructura, reparación de escuelas y aumentos salariales para estatales y jubilados.
Lo curioso es el accionar pasivo que tiene el gobierno chubutense y la clase dirigente en general. Esta tendencia ya lleva más de dos años y medio de desarrollo y no hay ningún reclamo para evitar que esto se revierta o al menos impida que se siga profundizando.
Desequilibrio a favor de Vaca Muerta
La realidad no es la misma para todas las cuencas petroleras. La Cuenca Neuquina está disfrutando de un gran impulso del Gobierno nacional, que le otorgó más de 12.600 millones de dólares en subsidios para hacer funcionar Vaca Muerta.
Mientras la CGSJ perdió 747 mil barriles en los primeros siete meses del 2022, la Cuenca Neuquina incrementó la producción en 33,3 millones de barriles.
La comparación de lo sucedido en los últimos casi cuatro años muestra que la CGSJ dejó de producir 6,1 millones de barriles entre 2019 y el 2022; en tanto que la Cuenca Neuquina sumó 53,5 millones de barriles, incorporando esencialmente hidrocarburos no convencionales.
La brecha se amplió en este 2022 con la suba del precio internacional que propicia las inversiones en el fracking que tiene un costo de producción más elevado a los convencionales de Chubut y la cuenca.
La CGSJ decreció 2% de manera interanual a lo largo de los primeros siete meses del año y la Cuenca Neuquina subió la producción petrolera en 163% en el mismo período.
Si el precio internacional del crudo se mantiene elevado y si se siguen sumando subsidios e inversiones estatales para desarrollar Vaca Muerta, es de esperar que este proceso se profundice.
Ese panorama colocaría a Chubut y la CGSJ al borde de una nueva crisis petrolera que ya muestra indicios y podría profundizarse muchísimo más.