Lorenzo Simpson es médico veterinario y co-fundó la Sociedad Naturalista Andino Patagónica. Hace más de 20 años se encontró con un nido de cóndores que tenía una gran acumulación de guano, que se forma por las heces de aves. «Era un amontonamiento mayor a lo normal y me pareció interesante para estudiar», contó al portal Rio Negro.
El tiempo le dio la razón. Así fue el primer momento del hallazgo del nido de cóndor andino más antiguo del mundo. Simpson trabajó junto con científicos como Sergio Lambertucci, del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue, Julieta Massaferro, de la Administración de Parques Nacionales de la Argentina (APN), y Matthew Duda y colaboradores de Canadá.
A través de diferentes técnicas, pudieron identificar que el nido que se encuentra a más de 1.100 metros de altura en una montaña dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi ha sido usado por los cóndores desde hace 2.200 años.
Lo determinaron al estudiar muestras de guano del lugar con técnicas, como la secuenciación del ADN y el análisis químico. La investigación fue publicada en la revista Proceedings of the Royal Society B, del Reino Unido.
Normalmente el guano se detecta como una pintura sobre la piedra. En cambio, en el caso que fue estudiado, había una capa de unos 25 centímetros de guano alrededor del nido. Uno de los biólogos de la Universidad de Queen’s en Canadá fue el encargado de escalar hasta el nido y tomar muestras del guano. «No se sabía antes que los cóndores usan el nido continuamente», señaló Sympson.
Aves amenazadas
Con una envergadura de más de 3 metros y el peso de un niño pequeño, los cóndores andinos son las aves rapaces más grandes. Habitan a lo largo de la Cordillera de los Andes. Son el símbolo máximo de la fauna americana y ave nacional de Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador. Se estima que solo quedan 6.700 ejemplares. Son afectados por los envenenamientos masivos.
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A través de distintas técnicas de datación, estudios de dieta por análisis de isótopos estables, estudios genéticos y de análisis de metales, se logró saber que ese nido se usaba desde hace 2.200 años. También los investigadores pudieron comprender de qué se alimentaban los cóndores y a qué contaminantes estaban expuestos a lo largo del tiempo.