A menos de un año de su lanzamiento oficial, Worldcoin, el proyecto que entrega criptomonedas a cualquiera que esté dispuesto a escanear el iris de sus ojos, sigue generando tanto interés como polémica.
Cuestionada por expertos en ciberseguridad y bloqueada en varios territorios, la empresa cofundada por Sam Altman (el creador de ChatGPT) opera con normalidad en la Argentina, adonde hace ruido por las rápidas ganancias que les ofrece a sus usuarios.
Pero, ¿qué hay detrás de este pasaporte digital que promete resolver el problema de la verificación de los humanos en internet y otorga una «renta universal» a cambio de datos biométricos? Y, sobre todo, ¿qué peligros esconde?
Qué es Worldcoin
Worldcoin es un proyecto que busca crear una identidad digital única a nivel mundial (World ID) a través del escaneo del iris. La empresa detrás del proyecto, Tools for Humanity, con sede en San Francisco y Berlín, ofrece a los usuarios que se someten al proceso una recompensa en criptomonedas (tokens WLD) acreditada en una aplicación (World App) que funciona como billetera cripto y como «pasaporte virtual».
«El proyecto viene a resolver, por un lado, la parte económica, con una criptomoneda que se distribuye de manera justa entre la gente como un derecho por ser humano; y por el otro, la parte de la identidad», explica a Clarín el mexicano Tiago Sada, jefe de Producto, Ingeniería y Diseño de Tools for Humanity.
La iniciativa propone una solución a un problema cada día más grande: con la inteligencia artificial generativa en pleno auge, las redes sociales están desde hace meses infectadas por bots (softwares que realizan tareas repetitivas, predefinidas y automatizadas) y deepfakes (fotos o videos falsos de personas que parecen reales). Worldcoin, básicamente, ofrece una tecnología capaz de verificar la existencia de un humano real en internet.
World App tiene integración con varias aplicaciones populares (Mercado Libre, Telegram, Discord, Reddit, Shopify y Minecraft son algunas) adonde se puede hacer uso del pasaporte digital World ID.
El único requisito para participar del proyecto (además de ser humano) es tener al menos 18 años. Luego el proceso es sencillo: basta con descargarse World App, reservar un turno en alguno de los centros de escaneo que la empresa tiene en el país y acudir a la cita.
La verificación se completa en el lugar a través de The Orb («el orbe»), una llamativa esfera metálica con un lector digital que escanea la biometría del iris del ojo en segundos.
Apenas se habilitó en la Argentina -a mediados del 2023- comenzaron a verse largas filas de usuarios en shoppings, boliches y otros puntos de verificación. Según datos de la compañía, a la fecha hay más de 500.000 personas verificadas en el país (cerca del 10% de los 5 millones que hay a nivel mundial).
Con la economía local en un estado de crisis permanente, Worldcoin aparece como una oportunidad de conseguir dinero fácil y rápido.
Worldcoin: cuánto dinero se puede ganar escaneando el iris
Inmediatamente después del escaneo del iris, un bono de bienvenida de 10 WLD es depositado en la aplicación. A partir de ese momento, los usuarios comienzan a recibir bonos de 3 WLD cada dos semanas hasta alcanzar un total de 70 WLD aproximadamente. Los primeros en registrarse fueron premiados además con un bono «génesis» de 25 WLD que ya no está disponible, aunque es posible sumar más monedas invitando a otros contactos a registrarse.
Muchos de esos primeros usuarios ya están acumulando cerca de 100 WLD. Al momento de la publicación de esta nota, con cada WLD cotizando alrededor de 5 dólares, 100 WLD son 500 dólares. Los tokens son transferibles a billeteras virtuales que usen la misma red blockchain y se pueden canjear por la moneda estadounidense o incluso pesos argentinos vía transferencia bancaria.
El precio de WLD, sin embargo, no escapa al común de las criptomonedas: es muy volátil. De hecho, hace poco más de un mes llegó a cotizar 12 dólares por unidad. Mirando a futuro, el valor del token podría crecer exponencialmente… o desplomarse e ir a cero.
Así lo explica Tiago Sada, de Worldcoin: «Mucha gente decide quedarse con los WLD. Pero algunas personas que necesitan el dinero lo venden al valor que el mercado lo esté comprando en ese momento. ¿De dónde viene el precio? Pues es oferta y demanda. No está subsidiado por inversiones. Son monedas que se distribuyen a la gente por el simple hecho de ser humanos».
«Los tokens de bienvenida están diseñados buscan dar a las personas una vía de acceso para participar en la economía digital sin requerirles que realicen una inversión directa. El objetivo del proyecto es construir una red financiera e identitaria accesible, inclusiva y equitativa», suma.
Los beneficios son evidentes. Pero, ¿qué riesgos conlleva entregarle a una empresa un dato biométrico como el iris?
Worldcoin: situación legal y el debate sobre la seguridad
«El problema con brindar datos biométricos es su naturaleza inmutable (permanente). Ante una eventual filtración, los usuarios afectados no estarían en condiciones de cambiarlos como sí podrían hacer en caso de las contraseñas. Con esta información filtrada, un actor malicioso tendría al alcance de la mano métodos de verificación de identidad que serían difíciles de disputar, y básicamente imposibles de cambiar», advierte Mauro Eldritch, Director de Birmingham Cyber Arms, empresa de ciberseguridad que reporta filtraciones de datos.
En Worldcoin dicen tomarse muy en serio la privacidad. «A diferencia de otras empresas o iniciativas tecnológicas, nunca hemos monetizado ni monetizaremos datos de usuarios. El World ID es privado desde su diseño. Utiliza tecnología de vanguardia para proteger el código de iris del titular de ser conocido o rastreado en aplicaciones y para proteger el uso de World ID sin que esté vinculado a ningún dato biométrico», explica la empresa.
Suma: «No buscamos saber quién sos, solo que sos único. Cualquier usuario puede ser verificado sin la necesidad de compartir ninguna información personal como nombre, dirección de mail o número de teléfono. Existe la opción de cancelar la verificación, lo que incluye la eliminación permanente del código de iris (representación numérica de la textura única del iris). El dato biométrico no queda registrado en el Orb, se borra inmediatamente después de generado el código. Y cualquier usuario puede cambiar de opinión y eliminar su información de la base de datos de la app fácilmente».
¿Entonces el riesgo es cero? No. Nunca es cero. Eldritch va más allá: «No deberían cederse datos biométricos a Worldcoin ni a cualquier tercero. Nadie podría garantizar la seguridad de nuestros datos ante una eventual filtración – como las que vemos seguido en Argentina -, ni mucho menos responder de manera suficiente por los eventuales daños que pudieran ocasionarse. Y no me refiero a lo económico», amplía.
El debate sobre Worldcoin no se ciñe únicamente al mundo de la seguridad informática, sino que se extiende también al de las leyes y la ética. Lucas de Venezia, abogado especialista en Derecho e Inteligencia Artificial, advierte que «a medida que avanzamos hacia un futuro cada vez más digitalizado, la biometría del iris se perfila como nuestro último bastión de privacidad individual».
«Este rasgo, único en cada ser humano, no sólo ofrece una barrera formidable contra las intrusiones no autorizadas, sino que también simboliza el acto definitivo de consentimiento. Al utilizar nuestros propios atributos biológicos como llaves de acceso a espacios digitales estamos entregando nuestro derecho a controlar quién puede cruzar las fronteras de nuestra privacidad», señala.
Según De Venezia, la transparencia del proceso, la seguridad del procesamiento de datos y el respeto de los derechos individuales son aspectos fundamentales a analizar. «¿Qué sucedería si Worldcoin se asociara con las empresas que compiten por la carrera del big data, como Meta o X?», se pregunta.
El proyecto es vigilado de cerca por reguladores de varios países. Kenia, España y luego Portugal le ordenaron a la empresa suspender la recolección de datos biométricos hasta completar sus investigaciones.
Worldcoin también tiene resistencia en Argentina. Desde su desembarco en 2023, la compañía recibió varias denuncias sobre posibles vulneraciones a las leyes de Protección de Datos Personales y de Defensa del Consumidor, se clausuraron puntos de escaneo (en La Plata, por ejemplo) y hay en curso investigaciones tanto en dependencias judiciales (Buenos Aires y Mendoza) como en la Agencia de Acceso a la Información Pública (AAIP).
«La principal preocupación no solo recae sobre la adecuación a las normativas de protección de datos vigentes, puntualizando en que el consentimiento para la recopilación de datos sea genuinamente libre y no inducido por incentivos financieros, sino que se amplía a un reconocimiento tácito de que la obsolescencia laboral humana es una situación que se aproxima velozmente», concluye De Venezia.
¿Vale la pena entonces entregar los datos del iris a cambio de un puñado de criptomonedas?
El debate sigue abierto.
Fuente: Clarín