Por la fuerte recesión en marcha, algunos bancos de Wall Street esperan un desplome de la actividad y una leve baja de la inflación para fin de año.
En sus últimos informes, el JP Morgan estimó una caída de la economía del 3,6% anual y un aumento del 200% en los precios minoristas en 2024 -unos 11 puntos menos que el año pasado-, por lo cual el rebote de la actividad llegaría en 2025 después de la “gran estanflación”.
La entidad analizó los últimos datos oficiales que mostraron una caída del PBI del 1,2% mensual en enero. Si bien consideró que la contracción de la demanda interna era necesaria para corregir los desequilibrios previos, reconoció que “la combinación de políticas elegida puede haber exacerbado la contracción de la demanda interna en medio de los controles de capital, la devaluación del poder adquisitivo real, el ajuste del gasto y la reducción de la inflación”.
En el informe al que accedió Clarín, el banco destacó que desde el pico observado en octubre pasado, la actividad real perdió 5,8% hasta enero de 2024 y proyectó un severo ajuste de la demanda interna para el primer semestre por tres factores: la devaluación y su consiguiente aceleración inflacionaria, la licuación de los pesos ante la necesidad de corregir precios relativos y las tasas reales muy negativas, y el ajuste fiscal “draconiano” del gobierno.
Dado el desplome de la industria, el comercio y la construcción, el JP Morgan estimó un hundimiento del 15,3% en el primer trimestre y una recuperación en el segundo trimestre, para cerrar el año con una caída del 3,6%. “La velocidad y profundidad de la caída libre empequeñece las recesiones de 2018 (cuando un cese repentino de las entradas de fondos desencadenó una devaluación) y el ajuste de 2015-2016, cuando asumió el gobierno de Macri”, advirtió el informe.
Según las proyecciones de la entidad, el rebote llegaría en 2025 con un crecimiento del 5,2% y una inflación del 40%. El rally de los bonos soberanos refleja cierto optimismo que hay en Wall Street a partir de datos positivos como el superávit comercial, el incremento de las reservas, el superávit fiscal y la desaceleración de la inflación en los últimos meses desde el 25,5% en diciembre al 20,6% en enero y el 13,2% en febrero.
En cuanto al tipo de cambio, el JP Morgan estimó un dólar a $ 1.250 en junio, $ 1.400 en septiembre y $ 1.500 en diciembre, lo que implica en el último caso un incremento del 74% desde la cotización actual de $ 858. Ese ajuste implica una devaluación por debajo de la inflación esperada del 200% para este año, mientras el Gobierno continúa con un ritmo de suba cercano al 2% mensual, lo que provoca una apreciación del peso en relación a otras divisas.
Pese a la decisión de pisar el dólar, la cuenta corriente de caja registró un superávit de US$ 1.600 millones en febrero, lo que situó el saldo positivo de acumulado en el año en US$ 3.500 millones frente al déficit de 2.900 millones registrado en el mismo periodo del año anterior. “Cabe señalar que la mayor parte de la mejora se explica por los menores pagos de importaciones”, señaló el informe del área de research del banco.