El sur de Brasil enfrenta una tragedia sin precedentes, con 86 personas confirmadas muertas, 134 desaparecidas y un estado de calamidad declarado en 345 municipios. Las intensas precipitaciones, la rotura de una represa y la amenaza de una ola de frío han sumido a la región en una crisis devastadora.
El Gobierno brasileño ha tomado medidas urgentes al establecer el estado de calamidad en la gran mayoría de los municipios de Río Grande do Sul, estado afectado por las lluvias históricas que han golpeado la región, alcanzando niveles no vistos desde 1941.
Entre las ciudades más afectadas se encuentra Porto Alegre, la capital del estado, donde el nivel del agua ha superado los cinco metros, así como Canoas y Caxias del Sur, densamente pobladas y gravemente afectadas por las inundaciones.
Según los informes de Defensa Civil, el número de víctimas continúa aumentando, con al menos 86 personas fallecidas y más de cien heridos. Además, se reportan 134 personas desaparecidas, mientras que la Fuerza Aérea Brasileña ha desplegado drones de reconocimiento para agilizar las operaciones de búsqueda y rescate.
El desastre ha dejado a más de 844.000 personas afectadas en todo el estado, con más de 134.300 personas desplazadas de sus hogares debido a las inundaciones.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha prometido una respuesta contundente y rápida a la tragedia, asegurando que se destinarán todos los recursos necesarios para la recuperación de la región. Lula, acompañado por varios ministros de su Gobierno y líderes del Congreso, visitó la zona afectada durante el fin de semana y anunció la aprobación de medidas extraordinarias de auxilio financiero por parte del Congreso para hacer frente a la crisis.