Mayor pobreza con mayor desigualdad. En base a los datos del informe de distribución del ingreso y de las bases de datos de la EPH/INDEC del primer trimestre, la tasa de indigencia habría alcanzado al 19,8% y la de pobreza el 54,6%. “Esto encuentra explicación en los procesos regresivos tanto durante 2023 como durante el primer trimestre de 2024 en términos de pérdida de bienestar, aumento de la desigualdad y caída de los ingresos laborales y no laborales de los hogares”. En febrero pasado la UCA había dicho que la pobreza en enero había llegado a 57%.
Esta es una de las conclusiones del Estudio del Observatorio Social de la UCA (“Nuevos Pobres, Pobres más Pobres y más Desiguales. ¿Una crisis que va quedando atrás o un peor futuro por venir?”). La otra que es que el 20% de la población concentra más del 50% de los ingresos del país.
Las principales conclusiones del informe son:
En el primer trimestre de 2024, el 20% de población de menores ingresos (1° quintil) se apropió sólo del 4,5% de los recursos monetarios totales; mientras que el 20% de la población más favorecida económicamente (5°quintil) concentró el 52% del volumen de ingresos de los hogares.
La participación de los ingresos laborales / no laborales presentó diferencias importantes por cuanto en los hogares del primer quintil, sólo el 66,2% de los ingresos totales fueron generados en el mercado de trabajo, mientras el 33,8% restante en ingresos no laborales. Por su parte, en los del quinto quintil casi el 83% de los recursos monetarios provinieron del mercado laboral.
Entre el 4° trimestre de 2023 al 1° trimestre de 2024, a nivel general, la capacidad de compra del ingreso medio de la ocupación principal disminuyó un 13,8% y la mediana (la mitad de esos ocupados) un 20,4%, reafirmando la mayor pérdida relativa de ingresos de los trabajadores de menor ingreso de la ocupación principal y el deterioro focalizado en el trimestre.
El análisis de las curvas de distribución acumulada para cada uno de los trimestres analizados indica una pérdida sistemática de los ingresos de la ocupación principal, en general para los trabajos de todos los niveles de ingresos, pero de una forma más marcada entre los trabajadores de sectores medios y de más bajos ingresos, y algo menos marcada en los segmentos de altos ingresos laborales.
Uno de los mayores inconvenientes del escenario laboral argentino de las últimas décadas es la creciente precarización del empleo asalariado por exclusión al sistema de seguridad social. Si bien el aumento del desempleo tuvo como principales afectados a trabajadores informales, la tasa de empleo no registrado disminuyó solo levemente entre el 1° trimestre de 2023 y el 1° trimestre de 2024, pasando del 35,8% al 34,9% de los mismos.
La incidencia de la no registración laboral ha estado fuertemente correlacionada con el nivel de calificación expresado en los salarios. En el 1° trimestre de 2024, en el grupo de asalariados del 1° quintil (20% de menores ingresos) la precariedad llegaba al 80% de los asalariados, mientras que en los del 5° quintil (20% de mayores ingresos) era solo de 8,5%