“Acá no se busca hacer una caza de brujas ni salir a perseguir a nadie. No nos olvidemos de que un adicto es una persona enferma y es una situación complicada la que tiene. Pero no hay que dejar de lado tampoco que un policía lleva un arma consigo. Y eso es muy serio”.
Con esa frase se refirió una alta fuente del Panal a la intensificación de los controles internos de consumo de drogas que se pondrá en funcionamiento con el personal de la Policía de la Provincia de Córdoba. En rigor de verdad, la norma ya existía desde 2018 y había un kit móvil para hacer los controles.
No está claro si dieron resultado.
A partir de ahora, por una directiva del Ministerio de Seguridad de Córdoba, se comprarán tres aparatos más para intensificar los tests con los y las uniformadas de las distintas dependencias de la Policía provincial para saber si son adictos a estupefacientes o no. De hecho, se ha creado un protocolo de actuación interno.
La directiva expresa que, según los resultados que se obtengan de esos tests, será la medida que se adopte con el uniformado al que se detecte el consumo de drogas.
Esto puede ir desde ser enviado a un tratamiento específico o bien a algo más serio: una suspensión y una quita del arma reglamentaria.
Si bien está previsto que los controles sean aleatorios, en la práctica no será tan así en Córdoba: si un jefe o una jefa detecta o sospecha que un subordinado está bajo los efectos de alguna sustancia, lo enviará a hacerse un control de inmediato.
No está claro qué sucederá si la sospecha es al revés: un subordinado que cree que su superior está bajo efecto de sustancias.
En paralelo, el ministro de Seguridad cordobés, Juan Pablo Quinteros, dispuso junto con el jefe de Policía provincial, Leonardo Gutiérrez, que fuera obligatorio el narcotest para todos aquellos uniformados –tanto jefes como personal subalterno- que pretendan ascender de rango.
Será un requisito clave.
Si bien desde los más altos despachos oficiales se indica que se trata de una política sanitaria para con el personal policial, a nadie le escapa que será la Dirección de Control de Conducta Policial la encargada de llevar adelante estos chequeos con personal capacitado, según se indica en la norma elaborada.
La Policía será la controladora de la propia Policía.
Estas medidas van en sintonía con los narcotest que, por ley, han comenzado a implementarse con funcionarios del Ejecutivo provincial y del municipal de Córdoba.
En otras fuerzas de seguridad, ya se hacen los narcotest: por caso, en la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA) y en la Policía Federal desde hace años. En la FPA, dependiente de la Fiscalía General, los controles son realizados por personal del Ministerio de Salud de la Provincia.
Control del consumo de drogas
A la hora de justificar la intensificación de los controles, desde el Gobierno se destacó que esta medida tiene que ver con la seguridad pública y con la necesidad de garantizar el desempeño del personal policial y su idoneidad y capacidad.
Entre los justificativos del nuevo protocolo, se señala que “es imprescindible” establecer mecanismos efectivos para prevenir y detectar consumo de sustancias.
Fuentes oficiales señalaron de manera extraoficial a La Voz que hay preocupación con los policías jóvenes. “Muchos salen y consumen en sus horarios fuera de trabajo, cuando están de joda. Es una realidad. Pero eso no puede pasar. Mirá si cometen una locura con el arma”, dijo por lo bajo una alta fuente policial a La Voz.
La Dirección de Control de Conducta Policial (depende de la Jefatura) propuso la implementación de un protocolo de control de drogas dentro de la fuerza.
El protocolo del narcotest se aplicará a todo el personal policial, tanto en actividad como retirados, civiles o uniformados, y esté en horario de trabajo o de franco. Respecto del franco, se hará control cuando haya un episodio “de trascendencia pública y comprometa el decoro institucional”.
Se remarcó que las pruebas se realizarán de manera aleatoria. De todos modos, y en paralelo, habrá chequeos para efectivos cuando haya “sospecha razonable” o “existan indicios suficientes para sospechar que un personal” está bajo efectos de cocaína, marihuana u otras drogas.
Además, según el protocolo, se realizarán controles a efectivos que hayan sido protagonistas de algún episodio grave.
También se les hará controles a los ingresantes, siempre que sea “necesario”, dice la norma. ¿Y si da positivo? El efectivo puede ser enviado a rehabilitación o a reinserción, dice la norma. Pero, si es algo grave, será desvinculado.
Los narcotest en la Policía arrancaron en 2018, cuando Diego Hak era secretario de Seguridad.