En los últimos años, Argentina ha experimentado un notable aumento en la frecuencia y duración de las olas de calor. Según datos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), los eventos de calor extremo han alcanzado niveles históricos, con un promedio de 80 olas de calor anuales en la última década.
Este cambio en el clima representa una amenaza creciente para la salud pública, especialmente para los menores de un año y los mayores de 65, quienes experimentaron un 187% y 220% más de días de calor extremo, respectivamente, en comparación con años anteriores.
Las olas de calor son más que simples picos de temperatura: se trata de períodos prolongados de calor extremo que pueden durar al menos tres días consecutivos. Estas condiciones aumentan el riesgo de problemas de salud, como el agotamiento y el golpe de calor, los cuales pueden ser mortales si no se tratan adecuadamente. Francisco Chesini, especialista en salud ambiental, advierte que estas temperaturas también afectan la fertilidad, el peso al nacer y las tasas de mortalidad. En ciudades como Buenos Aires y Rosario, se ha registrado un aumento significativo en la mortalidad relacionada con el calor.
Los efectos del calor extremo no se limitan a la mortalidad y la morbilidad, sino que también afectan la fertilidad masculina. Investigaciones del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME) hallaron que las altas temperaturas impactan negativamente en la calidad del semen. Los hombres expuestos a múltiples olas de calor presentaron una disminución en el número de espermatozoides y alteraciones en su morfología, lo que plantea preocupaciones sobre la fertilidad a largo plazo en un contexto de calentamiento global.
En respuesta a esta situación, el SMN ha implementado el Sistema de Alerta Temprana por Temperaturas Extremas (SAT-TE), que emite alertas para informar a las autoridades sanitarias y a la población sobre los niveles de riesgo. Las alertas van desde el nivel bajo (amarillo) hasta el alto-extremo (rojo), activando medidas preventivas para proteger a la población, especialmente a los grupos más vulnerables.
Para protegerse durante una ola de calor, el Ministerio de Salud recomienda una serie de medidas como mantenerse hidratado, evitar la exposición al sol en las horas de mayor calor, reducir la actividad física y consumir alimentos ligeros como frutas y verduras. Estas acciones son esenciales para minimizar los riesgos y prevenir problemas de salud asociados con las altas temperaturas.
Fuente: Infobae.