Ovinos del fin del fin del mundo en Estancia Cóndor
Ovinos del fin del mundo: Marcelino Díaz administra hace 30 años las 220 mil hectáreas que posee Estancia Cóndor en Santa Cruz. Allí se cría la majada Corriedale más grande del país
Una vez aterrizado en el aeropuerto de Río Gallegos, un viaje de unos 70 kilómetros por una ruta de ripio depositará a cualquier visitante frente al casco de la Estancia Cóndor. Desde 1995 es manejada por la firma Compañía de Tierras Sud Argentino, integrante del holding Edizione de la familia Benetton. Ese camino no basta sin embargo para dar cuenta de la real extensión de aquel campo, que se extiende por unas 220 mil hectáreas de tierras santacruceñas. Para tener un punto de comparación, son diez veces la ciudad de Buenos Aires.
Si bien las estancias de imponentes extensiones son casi una insignia de esa empresa en la región patagónica. El paisaje difiere mucho del que rodea a los planteos ubicados en Chubut y Río Negro, donde abundan no solo las ovejas sino también el pasto.
Si ahora ves los campos verdes es porque en lo que va del año tuvimos unos 456 milímetros de lluvia. Nunca habíamos llegado a 300. Ellas acompañaron a la gran nevada, donde tuvimos que manejar estratégicamente la hacienda para no tener pérdidas”, señaló. El administrador de aquella estancia que pronto cumplirá 30 años en el cargo.
Productores de ovejas y carne
Lo que para cualquier ojo poco entrenado serían campos con tímidas tonalidades entre verde claro y marrón. Para Díaz son tierras con buenas condiciones para lo que suele ser el promedio de esa provincia.
Nosotros somos productores ovejeros de lana y carne. Siempre nos destacamos por tener una producción de excelencia. Empezamos con la raza Corriedale cuando se compró la estancia en 1995, y a pedido del dueño se hizo una gran cabaña para tener nuestra genética propia. El responsable del núcleo y de la cabaña fue Antonio Linares, que junto a su hijo Martín realizan la inseminación y la clasificación. Así logramos un gran lote uniforme y conocido en el mundo por el ADN de la estancia”, contó el administrador.
En efecto, Cóndor posee la majada Corriedale más grande del país, y cuentan incluso con un laboratorio de inseminación propio. Fue el primero en ser habilitado por Senasa en aquella provincia. En total, la estancia alcanzó en 2023 las 111.645 cabezas ovinas.
Esto se tradujo en una producción de lana que superó los 410 mil kilos este año, con un total de 80 mil animales en esquila. Aquí es clave mencionar que la producción cuenta con dos certificaciones: la orgánica y la RWS o Responsible Wool Standard. Certifica el bienestar animal y la aplicación de buenas prácticas.
Pero para mantener estos estándares en el tiempo, Marcelino sabe que más allá de los recursos es clave tener experiencia y un buen equipo humano.
«Estoy hace 30 años en Cóndor pero hace 55 años que trabajo con ovejas. Yo me formé con mi padre, que me enseñó todo lo necesario. Cómo manejar el campo, la gente, la genética y las calificaciones. Para esto tenés que tener un conocimiento de la región, de la raza y de la gente.
Sin un equipo humano no haces nada. Por más plata que tengas, lo importante es el equipo humano y saber ubicar cada engranaje en su lugar para que esto funcione. Si bien la empresa siempre nos apoyó, Don Carlo Benetton siempre estuvo atrás con grandes aportes de capital para que tengamos lo que necesitemos. Después viene la coordinación de todo el equipo. Alrededor mío hay personas que hace 20 años trabajan aquí”, destacó Díaz.
Estancia Cóndor con calidad de personal
Actualmente Estancia Cóndor cuenta con poco más de 50 empleados y unos 12 puestos desde donde se controla toda la producción. Esto resultó clave durante el temporal de nieve que azotó esa región del país el pasado invierno.
“En 220.000 hectáreas, 12 puestos no es una barbaridad. Pienso que es lo lógico, tampoco tenés que amontonar puestos. Es lo que precisas para que recorra cada uno y tengas todos los informes a las siete menos veinte de la mañana. Gracias a eso no tuvimos pérdidas. La hacienda entró muy bien a servicio y esperamos tener una muy buena señalada. Este año vamos a andar cerca de 35 a 40 mil animales en venta, que es el excedente que tenemos”, afirmó Díaz.
Algo a destacar es que Cóndor nunca vende hacienda de rechazo, sino que venden animales seleccionados que todavía son productivamente viables.
“Si se vende una oveja es porque ha estado acá y es muy buena. A una oveja adulta que vendemos le garantizamos dos años de vida. El rechazo va a frigorífico. Nosotros en 18 remates vendimos más de 230.000 vientres, o sea que hemos llenado muchos lugares con hacienda y siempre con una genética certificada. Lo que se vende es similar a lo que tenemos nosotros, pero no reúne todas las condiciones que nosotros queremos. Nos quedamos con lo que nosotros nos gusta”, indicó el administrador.
Pero aún con estas estadísticas positivas, aquel planteo no es ajeno a las problemáticas que enfrentan otros productores ovinos de la Patagonia. Como son la avanzada de predadores, como el puma y el zorro colorado, y del guanaco, que ya superó las 3 millones de existencias.
Hace 15 años había 250.000 guanacos y todos éramos felices, todos producíamos. Hoy parte de la provincia está abandonada porque a los campos no les entra el 40% de la hacienda que tenían hace 15 años. Una estancia con 2000 animales no subsiste, con 5000 o 6000 sí. Es por negligencia de las autoridades que llegamos a donde estamos hoy. Ahora nos escuchan, dicen que van a hacer algo, pero todavía no se hizo nada y seguimos con el problema. Acá tenemos 30.000 animales menos de lo que tenemos que tener”, lamentó Díaz.
Prolifración de guanacos afectan la producción
“No es que esté en contra del guanaco, estoy en contra de la superpoblación que hay, que se tornó una plaga y nos quitó comida para los animales. Nosotros vivimos de los animales que tenemos, compramos el campo para producir lana y carne, no para producir guanacos. No tenemos manejo del guanaco, no es un animal doméstico. A la oveja la domestico con los perros, con la gente a caballo. En cambio el guanaco es muy difícil de manejar. Déjennos con lo que hicimos toda la vida, que lo hicimos bien”, sumó el administrador a continuación.
Se habla mucho de su uso y aprovechamiento racional, pero señalás que hay cosas que todavía se deben analizar. Una de las cuestiones que marcas es que en guanacos más viejos es común la presencia de parásitos.
Por eso, no todo lo que brilla es oro. Parte se podría destinar para hacer hamburguesas, milanesas o para hacer gulash. Otras partes habrá que mandarlas al horno y hacer harina, que puede servir para alimento de perros. La fibra es muy buena, es comparable a la vicuña, pero también se tienen que habilitar las cosas. Hoy no hay tráfico federal de guanacos. Yo lo llevo al frigorífico, se faena perfectamente y después tengo que pedir todos los permisos para llegar a Buenos Aires. Cuando se faena un ovino lo exporto a cualquier lugar del mundo, dentro de los países con los que tenemos tratado, por ejemplo.
Otros obstáculos a los que se enfrentan los productores
A esto hay que sumar otros obstáculos vinculados a la cuestión impositiva, como el cobro de cargas sociales al sobresueldo por zona desfavorable. Sobre la que los productores patagónicos vienen alertando hace tiempo.
Qué te gustaría que suceda de acá a futuro?– le preguntamos.
-Que bajen las cargas sociales, que no tengamos que tener los aportes patronales que tenemos hoy, que no me retengan el IVA las laneras. Las laneras me retienen el 14% de IVA y encima el cheque que me den es a 365 días. Tengo que esperar un año para cobrarlo. Con la inflación que hubo, cuando te lo dan es una moneda. Acá hay un frigorífico que es grande y es agente de retención, ¿por qué lo obligan a que me retenga el 50% del IVA? El IVA yo lo preciso.
Un ganadero chico, si sos ordenado con todo lo que compras y pedís facturas, el IVA después lo usas. De esta forma ya te retienen el 50% y eso va a parar a la caja negra del gobierno. Porque sí ayuda en algo macanudo, pero no ayuda nada. Yo no critico a este gobierno que recién empieza y que tiene que solucionar muchas cosas. Agarró una piedra muy caliente, pero bueno, también escúchennos cuando les damos propuestas.
¿Con qué te imaginás que se puede encontrar Estancia Cóndor en las próximas tres décadas?
Desgraciadamente no lo veo muy claro. Esta una estancia muy buena, solvente, tiene unas espaldas muy grandes. Una empresa muy grande detrás, pero lo que veo es que los productores chicos están desapareciendo. No tienen recursos, no se pueden mover. Siempre es el campo el que aporta todo.
¿Y por qué seguís apostando a esto?
Porque nací y me crié con esto. Esto es una pasión, lo llevás en la sangre. Desde 1905 que está mi familia acá, cuando vino mi abuelo. Lo llevás porque tenés amor propio. ¿Pero cuánta juventud ves acá? No se quiere incorporar nadie.